"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Dos Palmas de Oro, un Oscar, varias Órdenes de Caballero de las Artes y otros muchos premios y distinciones no parecen haber afectado a la humildad y cercanía que desprende el director de Pelle el conquistador (1988) y Las mejores intenciones (1992).
Presidente del Jurado Oficial, se le ve a gusto también en esta labor. “Es una experiencia que me está enriqueciendo. Además, me encanta este festival, el encanto que tiene, y su tamaño, que me permite estar con muchas personas, ver películas y relacionarme con gente de la industria”.
Aunque prefiere no hablar de la calidad de las cintas a concurso, sí señala que le gusta mucho “la diversidad” que se están encontrando. “Tanta variedad de culturas y países te enseña mucho, te hace ver que los seres humanos, seamos de donde seamos, tenemos mucho en común”.
Y eso que, para un director de cine, a veces no es fácil meterse en la historia que sucede en la pantalla. “Cuando la película es mala, vislumbro todas las manipulaciones que hay detrás, pero si es buena, deja de ser una experiencia intelectual y la veo con el corazón”. Confiesa que las historias que más le tocan son las que tienen que ver con las relaciones humanas. “Me puede emocionar cualquier cosa, pero principalmente conecto con historias que cuentan cómo interactuamos con los demás”.
Y para hablar de estas relaciones, August, danés de 67 años, casado dos veces y padre de una numerosa prole, recurre en más de una ocasión al tema de la familia, como lo hizo en Silent Heart (Corazón silencioso), con la que concursó hace dos años en Zinemaldia. “En la familia están la vida y la muerte, es un microcosmos que encierra todos los dramas, que reúne a gente que más o menos quiere estar junta, lo que crea muchas expectativas y desencadena todo tipo de situaciones. Además, te permite hablar de varias generaciones”. La crítica acogió con entusiasmo lo que consideró “la vuelta a las esencias” del cine de Bille August, discípulo entusiasta de Ingmar Bergman, tras una etapa en la que se dedicó a las grandes producciones, con adaptaciones de best sellers como La casa de los espíritus o Los miserables. “Después del éxito de Pelle el conquistador y Las mejores intenciones, recibí muchos encargos fuera de Escandinavia y quise probar. El problema con esas producciones es que, cuanto más presupuesto, más expectativas se crean. Aprendí mucho de esa etapa de mi carrera, ahora sé que hay que ajustarse al presupuesto para que los inversores no se pongan nerviosos y te den libertad. Puedes hacer una película de seis millones o de 30 y va a ser la misma película, sólo cambia el número de juguetes que empleas. Yo prefiero mantener el control sobre el producto que jugar. Después de esa etapa, creo que ahora elijo mucho mejor los proyectos que quiero hacer”.
Sus dos próximas películas volverán a tener un tono íntimo. La primera, 55 Steps, transcurre en San Francisco y cuenta la relación entre una mujer internada en un hospital de salud mental y su abogada. Juntas demandan al hospital y a la industria farmacéutica y ganan el juicio. “Es una historia impresionante, basada en hechos reales. Y ha sido un placer trabajar con dos actrices tan grandes como Helena Bonham Carter e Hilary Swank”.
También estrenará próximamente The Chinese Widow, con un guion propio que tiene por protagonistas a un piloto americano de la II Guerra Mundial y a una viuda china que le asiste y protege cuando su avión es derribado. “A pesar de las barreras idiomáticas y culturales, se establece una relación muy pura y frágil entre ambos”, adelanta el cineasta.
KAROLINA ALMAGIA