"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Isabelle Huppert es una de esas pocas actrices que, tras una carrera de más de cuatro décadas y habiendo sobrepasado el umbral de edad que para otras compañeras de profesión significa decir adiós a los primeros papeles, continúa al pie del cañón protagonizando películas interesantes. “No tengo respuesta que explique eso, aunque igual es que no me interesa encontrarla”, comenta la intérprete francesa. Reacia a hablar en primera persona de aquellos asuntos que planean sobre las películas que protagoniza, Huppert es de esas actrices que prefiere explicarse a través de sus personajes y ceñirse a ellos en su comparecencia ante los medios. Quizá ese sea el secreto de su perdurabilidad: el misterio que transmite, el no dejar que sus opiniones interfieran en sus declaraciones cuando está promocionando una película.
En su regreso a San Sebastián (el festival que la honró con el Premio Donostia en 2003), Isabelle Huppert ha presentado no una, sino dos películas, ambas programadas en la sección Perlas: L’Avenir, de Mia Hansen-Love y Elle, de Paul Verhoeven. Dos trabajos más que sumar a una filmografía plagada de proyectos de riesgo a las órdenes de los cineastas más exigentes, aunque según dijo la actriz “no creo que la palabra riesgo sea el concepto que mejor define mi trabajo. Lo que sí es cierto es que a menudo me han reclamado para interpretar personajes enigmáticos sobre guiones que penetran de lleno en la psique femenina”. Puestos a establecer paralelismos entre los dos papeles que la han traído este año al Festival, la actriz manifestó que “se trata de dos mujeres que se niegan a ser víctimas. La protagonista de L’Avenir es alguien que descubre un nuevo sentimiento. De repente es libre y deja de apoyarse en los demás. Por el contrario, el personaje que encarno en Elle es una mujer que busca algo que trasciende lo aparente y que tiene un plan para conseguirlo. En ambas películas el comportamiento de mis personajes se va explicando a través de pequeños detalles”.
MÁS ES MENOS
Sobre su personaje en el filme de Paul Verhoeven, Huppert manifestó también que “cuanta más información tenemos acerca de ella, menos la conocemos. Y eso, que es una paradoja, es algo que me parece muy interesante. En cierto modo me recuerda el trabajo con Claude Chabrol. Él también era muy partidario de generar ese tipo de representaciones ambiguas”. Lejos de suponerle un problema a Huppert eso es algo que la estimula como actriz: “Todos mis personajes los he ido construyendo en el día a día. Nunca he necesitado de una buena historia o de un papel impecablemente construido para decidirme a rodar una película. Con esto no quiero infravalorar mi trabajo, pero creo que una buena actuación depende de la comunicación que tengas con el director”.