"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Todos necesitan a Max. Max le Menteur, protagonista de una trilogía de novelas de Albert Simonin, la primera de las cuales llevó a la pantalla Becker en una de sus obras maestras, Touchez pas au grisbi (la segunda y tercera serían adaptadas después por Gilles Grangier y Georges Lautner, respectivamente, pero esa es ya otra historia).
Es un gángster otoñal, aunque solo tenga cincuenta años; para un delincuente en 1954, eso es ya la recta final. Jean Gabin, portentoso, se encarga de conferirle dignidad y aplomo a este gángster de viejo cuño que viste elegantemente, trata con ternura a sus amigos y con fiereza a quienes le traicionan, usa gafas para leer y ha robado ocho lingotes de oro para retirarse. “A mi edad, una no rehace su vida”, le dice la esposa de uno de sus amigos. A su edad, la de Max, hombre en un mundo de hombres, aún hay un resquicio para la esperanza.
Una secuencia define la aproximación a la realidad que caracteriza el estilo de Becker. Una secuencia tan celebrada como la larga conversación en plano fijo de James Stewart y Richard Widmark en Dos cabalgan juntos. Aquí son Max y su viejo amigo Riton quienes, en un momento crucial, comen paté, hacen la cama, se lavan los dientes… ¡Cuánta naturalidad, cuánta verdad!
Simonin contribuyó a ese realismo; no en vano escribió también un diccionario de argot del crimen organizado. El duelo nocturno en coche ya lo había esbozado Becker en su primer filme, Dernier atout. Lino Ventura encarna al villano. Parece todo un veterano y era, tan solo, su debut en la pantalla.
QUIM CASAS