"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
La tercera película proyectada ayer en la Sección Oficial es una producción argentino-francesa rodada en la inhóspita Patagonia y que tiene por protagonistas a dos hombres: un viejo capataz de una desolada granja de ovejas al que obligan a jubilarse y un joven padre de familia que toma el relevo del puesto, no sin difi cultades. Ambos personajes emprenden una lucha por aferrarse a un empleo que es su supervivencia, pese a la dureza de la vida en aquellos lares.
El filme supone el debut en la dirección de Emiliano Torres (Buenos Aires, 1971), quien contó ayer cuál fue el origen del proyecto. “Hace diez años trabajé en un documental rodado en la Patagonia y un día quedé atrapado por una tormenta de nieve. Busqué alojamiento y di con la estancia de un capataz que vivía en total soledad. Allí tomé los primeros apuntes de esta historia”.
El clima de la región les obligó a rodar en dos etapas: tras fi lmar durante dos semanas en invierno, pararon y retomaron la grabación en verano. “Valió la pena porque conseguimos darle la fuerza necesaria al paisaje, que aquí es un elemento muy importante. El director de fotografía, Ramiro Civita, es un viejo amigo y compartimos la misma visión del cine. Queríamos que la película guardara el espíritu de un documental, pero con un rigor pictórico. La estrategia que seguimos fue fi lmar para la luz”.
La película refleja las penosas condiciones de trabajo que sufren los temporeros. “Cada estancia es un mundo, pero en algunas viven y trabajan como hace cien años –asegura Torres–. Los dueños prefi eren capataces sin familia, así que es un universo masculino, donde es fácil encontrarse con personajes solitarios, hoscos y hasta hostiles”.
Otro tema que subyace es el del apego al puesto de trabajo. “Creo que el tema de la competencia es muy extrapolable y actual. ¿Qué dejamos en el camino en la lucha por mantener el empleo?”, se pregunta Torres.
El guión es parco en palabras y los dos actores protagonistas sostienen el peso de la película. “Buscamos a los intérpretes precisos para esta historia. Empecé por Buenos Aires, pero no daba con ellos. Me fui entonces a las provincias y en Misiones encontré a Cristian Salguero (La Patota, 2015), que me dio los tiempos, las miradas y los modos que precisaba el personaje del joven. Luego pasé a Chile y en cuanto estreché la mano de Alejandro, supe que había encontrado al capataz viejo”. Alejandro Sieveking, un dramaturgo de gran prestigio en su país, aparcó temporalmente el teatro para participar en este proyecto. “El cine es fascinante, pero la fascinación real es que te llegue un guion como éste”, dijo ayer.
KAROLINA ALMAGIA