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Hacía tiempo que Jonás Trueba “tenía la intuición de que iba a acabar filmando una película sobre la adolescencia”, según reconoció el propio director en la rueda de prensa que siguió a la proyección de La reconquista, su cuarto largometraje, presentado ayer a concurso en la Sección Oficial. Esa intuición se fue concretando a través de largas conversaciones con los actores que participan en la película teniendo en cuenta que, para el cineasta, “cuando trabajo con ellos me doy cuenta de que los actores, para mí, son más interesantes que sus personajes”. Una convicción que ha conducido al director a preparar las secuencias directamente con ellos sin aportarles un guion cerrado: “Creo que es muy bonito hacer una película con escenas que plantean al actor el reto de no saber muy bien cómo interpretarlas”, algo que lejos de generar incomodidad en los intérpretes fue celebrado por éstos: “Cuando trabajas en el cine, muchas veces lo que te dan es texto y más texto, como si las palabras fueran el único modo de hacer avanzar la acción de la película y, sin embargo, los silencios también forman parte de la comunicación”, explicó la actriz Aura Garrido alabando el método de trabajo de Jonás Trueba.
ESCENARIOS DE AMBIGÜEDAD
La reconquista habla de la adolescencia en clave ambigua, poniendo el foco en el hecho de que, por mucho que cambiemos a lo largo de los años y por mucha incertidumbre que nos generen esos cambios, en todos nosotros persiste una esencia inmutable que perpetúa los vínculos afectivos desafi ando el paso del tiempo. “El cine siempre es mejor que la vida –defendió el director de la película–, entre otras cosas porque nos permite viajar al pasado. No obstante, quería que en mi película ese regreso a la adolescencia de Manuela y Olmo, la pareja protagonista, fuera un objetivo difícil de conseguir, por eso jugué a que la narración quedase en suspenso en determinados momentos”. La historia de esta pareja de novios quinceañeros que se reencuentra al cabo de los años está narrada de manera atípica ya que su adolescencia –es decir, el inicio de su historia– se muestra con posterioridad a su presente. Y, sin embargo, el orden de filmación fue el inverso, algo que permitió a Itsaso Arana y Francesco Carril –encargados de interpretar a estos personajes de adultos– tener un modelo en el trabajo de Pablo Hoyos y Candela Recio, quienes los interpretan en su pubertad.
Uno de los aspectos más cuestionados de la película es la verosimilitud de unos personajes que, según apuntó algún periodista, parecen demasiado cultos y civilizados: “Es un reproche que nunca deja de sorprenderme –dijo Jonás Trueba–. Mostrar a dos personajes hablando de un libro o de una película que han visto parece algo insólito en el cine y, sin embargo, sacar a un tipo que en mitad de una cena va y mata a ocho personas se acepta como si fuese la cosa más normal del mundo”. Para el director madrileño, buena parte del cine que se hace hoy en día “es desmesurado, todas las acciones narradas parecen como muy intensas”.
Respecto a su trabajo detrás de la cámara, Trueba comentó que La reconquista le ha dejado satisfecho en la medida en que “más que una película que he dirigido siento que es una película donde he estado, y eso me pone muy contento”.
JAIME IGLESIAS