"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
La propuesta de Mikel Rueda surge del proyecto de ETB sobre la figura del lehendakari Aguirre. Cuatro jóvenes cineastas vascos han rodado un filme en cuatro ciudades que marcaron la vida de Aguirre: París, Berlín, Gernika y Nueva York. A esta última nos lleva el documental Quinta Planta. El joven cineasta bilbaíno estudió en la Gran Manzana y eligió esta ciudad por la soledad acompañada que dice tiene esta enorme urbe, “es muy grande pero a la vez te sientes muy solo porque todo el mundo va a su aire y me interesaba poder mostrar ese Nueva York pequeño donde hay historias individuales que hacen que esa jungla de asfalto sea un poquito más humana”.
A través de un amigo se enteró de que algunos hoteles de la ciudad contaban con quintas plantas, que desde los años 80 y debido a la crisis, se dedican a dar cobijo a gente sin recursos, y ese fue el arranque del proyecto. También por aquel entonces, Rueda descubrió que al poeta y dramaturgo alemán Bertolt Brecht le contaron la historia de alguien que se dedicaba a dar cobijo a gente sin recursos en la quinta avenida, a él le gusto la historia e hizo un poema. Medio siglo más tarde, Mikel Laboa leyó ese poema y compuso una canción, y diez años después Fermín Muguruza hizo una versión del tema, “y resulta que Jon, el protagonista de mi historia, escuchó esa versión que le dio la idea de abrir el Hotel Remington en NY para dar cobijo a los más necesitados”.
Quinta Planta habla de lo importante que es ser consciente de los actos de cada uno. De cómo influyen nuestras decisiones no sólo en nosotros mismos sino también en los demás, e incluso en acciones futuras de otras personas. “Nuestros actos pueden generar una reacción en cadena. Ese es el espíritu de la historia. Por ejemplo, cuando Jon –dueño del Remington– alojaba a alguien, lo único que le pedía era que si en un futuro, cuando tuviera un techo donde cobijarse, se podía comprometer a ayudar a alguien que no lo tuviera. Jon, en este caso, lo hace de una manera implícita, pero en cierto modo explícito. Todos sabemos que nuestros actos generan consecuencias”, comenta Rueda.
Para el equipo, no fue fácil encontrar a los protagonistas de la historia, empezaron por los hoteles y les costó hallar referencias y gente que conociera a Jon y su proyecto, pero lo hicieron. “Y según ellos, el espíritu de Jon perdura en el tiempo. Eso es la vida, cadenas y olas que empujan a que las cosas cambien, desde las más pequeñas a las más grandes. La vida no es un sitio solo de paso, también hay que actuar, el poder dejar nuestras pequeñas acciones para que sirvan de algo, es importante. Está bien dejar el mundo un poquito mejor de lo que lo hemos encontrado, ¿qué sentido tiene si no el pasar por aquí?”.
NORA ASKARGORTA