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El fin de ETA es un documental de Justin Webster que arranca con las conversaciones entre el entonces presidente del Partido Socialista de Euskadi, Jesús Eguiguren, y el líder de Batasuna, Arnaldo Otegi, en el caserío Txillarre de Elgoibar. Hace dos años que los autores del guion, José María Izquierdo y Luis Aizpeolea, se pusieron en contacto con el realizador de Conexión Madrid, documental alrededor de los cabecillas de los atentados del 11-M. Aunque al principio el proyecto le pareció complicado, cuando leyó el guion y vio que los protagonistas del suceso iban a participar, se animó: “Planteo el documental como una película de no ficción que se trae al presente aunque los hechos ocurrieran hace años. Y sobre todo, cuento la historia del proceso desde dentro. Tuve muy claro desde el principio cómo estructurarlo y gracias a los personajes principales la historia fue fluyendo de una manera muy natural”.
El rodaje transcurrió entre marzo y julio. Tuvieron que esperar por varios motivos hasta el último momento, por ejemplo que Arnaldo Otegui saliera de la cárcel. “Me hubiera gustado contar con Josu Ternera, pero no ha podido ser, es la única ausencia importante que yo noto. Los más fundamentales están, aunque los personajes secundarios también son importantes para cada contexto”.
Webster no cubrió el proceso como periodista para ‘The Independent’, periódico para el que trabajaba, y tampoco se considera especialista en el País Vasco, pero quizás un británico afincado en Cataluña puede dar otro tipo de visión sobre el proceso: “ Quizás pueda aportar al tema un punto de frialdad que puede estar bien. Además, mi estilo narrativo es muy directo y he intentado evitar entrar en elementos de ensayo o abstractos. Simplemente he querido explicar qué pasó y cómo se sintieron los protagonistas. Es la crónica de unos sucesos y una historia de experiencias humanas”.
El realizador británico no ha querido pensar mucho en la reacción del público, no quería condicionantes. Y además, cree que de todas formas la sociedad vasca está llegando a un punto de conciliación y eso se ve reflejado en El fin de ETA. Hubo muchos momentos emotivos en el rodaje que cree que se han reflejado en la película, “por ejemplo es obvio que Jesús Eguiguren ha sufrido mucho personalmente, y el momento entre Ibon y Marixabel Lasa es especial. Ibon sale de permiso de la cárcel para grabar unas declaraciones y un encuentro con la viuda de Juan Mari Jauregi, asesinado por la banda terrorista. Creo que esto le agrega una riqueza personal pero también simbólica”, concluye Webster.
N.A.