"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Alexandra Balteanu desprende una alegría contagiosa. Su paso por Donostia la mantiene entre el entusiasmo y la incredulidad. Aún estudiante en la prestigiosa Academia Alemana de Cine y Televisión de Berlín, su primer largometraje Vanatoare, rodado en su país de origen, Rumanía, con un presupuesto de apenas 10.000 €, le ha servido para formar parte de Nuev@s Director@s: “Para mí es una gran oportunidad y valoro muy positivamente que dentro de un festival como el de San Sebastián haya una sección dedicada a las óperas primas. Es una plataforma inmejorable para largometrajes como el mío realizados con muy poco presupuesto”. Si algo une a Vanatoare con la obra de otros cineastas noveles es, según su autora “el deseo de experimentar buscando enfoques rompedores”. Dicho eso la cineasta rumana matiza que “en el fondo entre los directores emergentes hay una pluralidad de miradas y de voces muy interesante. Es cierto que, en muchas ocasiones, se apuesta por formas vanguardistas pero también hay quien prefi ere mantenerse fi el a un estilo mucho más clásico. Creo que las nuevas tecnologías han democratizado mucho el hecho de hacer cine y, hoy por hoy, hay plataformas muy interesantes de nuevos realizadores”.
En el caso de su película lo que le interesó es “profundizar en una realidad nueva para mí, ya que yo vengo de una familia de clase media y los ambientes que describo en la película llegué a conocerlos tras un proceso de investigación exhaustivo”. Según relata la cineasta, el proyecto le llegó por parte de un colega guionista: “Leí la historia de esas tres amigas prostitutas y sus enfrentamientos con la policía. Al principio me pareció que se van a ver más y más largometrajes de mi país”, explica Vallo Toomla, la joven promesa que ha venido al Festival a presentar su trabajo. Para este primer largometraje, el realizador ha elegido un tema tan universal como las crisis de pareja y los celos e inseguridades que surgen tiene 33, más o menos la misma edad que los protagonistas de su película. “Durante la veintena construimos la imagen que queremos de nosotros pero cuando llegamos a los 30 muchas personas ven que no van por el buen camino o que no han conseguido la imagen que querían”. Esto estaba narrado en términos un poco maniqueos y a mí no me interesaba contar una historia de héroes y villanos. Pero profundizando un poco más en el guion, me di cuenta de que, más allá de la condición de los protagonistas, lo interesante era cómo viven su cotidianidad, cómo hablan de sus relaciones de pareja, o de sus hijos. Eso me permitió llevar la historia a mi terreno, ya que frente a quienes gustan de refl ejar la realidad en tonos blancos y negros, yo prefi ero moverme en una gama de grises”.
Sobre la posibilidad de que una historia tan sórdida sea asumida como proyección de la actual situación en Rumanía, Alexandra Balteanu matiza que su película “refl eja tan solo una parte de esa realidad social, pero yo creo que ésta, muchas veces, puede resultar todavía más descarnada”. En cualquier caso, para la cineasta “las historias más duras son, paradójicamente las que atesoran un mayor potencial dramático y eso para cualquier director resulta muy interesante”.
JAIME IGLESIAS