A veces un pequeño agujero puede poner en peligro la solidez de una presa. Esta frase que se repite, casi como un mantra, a lo largo de las más de dos horas que I am not Madame Bovary bien podría erigirse en el leit motiv de la película. Ese agujero, o grieta, sería Li Xuelian, una joven campesina que resuelve enfrentarse, a lo largo de los años, a toda la maquinaria burocrática china a fi n de encontrar quien atienda sus reclamaciones sobre una demanda de divorcio resuelta en su contra por un tribunal local. La presa, claro, es una administración plagada de funcionarios que en lugar de estar al servicio de los ciudadanos lo único que buscan es cubrirse las espaldas dentro de un sistema que parece favorecer la meritocracia: “La frase en cuestión –dijo el director de la película, Fen Xiaogang, en rueda de prensa– lo que quiere decir es que los gobiernos tienen que tomarse en serio las necesidades del pueblo, de lo contrario pueden generarse problemas de mayor envergadura”.
Ante una sala repleta de periodistas chinos –seguramente atraídos por la presencia de la actriz, cantante y presentadora Fan Bingbing, una auténtica celebrity en su país–, los responsables de la película se mostraron ambiguos en sus respuestas cuando fueron inquiridos sobre si el hecho de que hayan decidido unir fuerzas en un proyecto como éste, tan alejado del carácter resueltamente popular de las películas en las que suelen trabajar, responde a un empeño por poner su fama al servicio de una empresa que cuestione las rémoras del sistema político chino. “¿Se puede no contestar a eso?”, dijo el director cuando le preguntaron sobre si su película había obtenido la aprobación del gobierno de su país. Como a buen entendedor pocas palabras bastan, el tema quedó ahí aparcado.
LOST IN TRANSLATION
Más prolijo se mostró Feng Xiaogang al explicar por qué, pese a ser uno de los directores preferidos por los espectadores de su país, su cine apenas ha trascendido las fronteras chinas: “Primero porque hago películas pensadas para el gran público, no pensando en los festivales. Además, creo que en mi cine hay bastantes referencias locales que, inevitablemente, se pierden cuando los diálogos son traducidos a otro idioma”. En este sentido el cineasta puso el ejemplo del título del fi lme que ayer presentó en el Zinemaldia: “Lo de Madame Bovary no aparece en el título original pero buscamos un personaje de la literatura universal que pudiera asemejarse al personaje chino de Pan Jinlian. Con esto no quiero decir que mis películas no puedan ser entendidas por un espectador occidental, pero a veces pienso que es como dar un manual universitario a un estudiante de primaria: leerlo puede leerlo, pero hay conceptos le costará asumir”.
Ese diálogo que el cineasta establece con la tradición expresiva china está incluso en el origen del peculiar formato que posee la película donde se combina una distribución circular de la pantalla (a imitación de los cierres de objetivo que se daban en el cine mudo) con un formato cuadrado reservado para las visitas que la protagonista hace a Pekín, “porque nos dimos cuenta de que era imposible encajar la estética de la ciudad y fi lmar los símbolos de poder en ese formato circular”, según dijo el director. Más allá de resaltar la diferencia entre los ambientes urbanos y rurales, esa opción de encuadrar buena parte de las escenas de la película en un círculo es un guiño al arte de la dinastía Song, tal y como reconoció Feng Xiaogang: “Quería que esta historia estuviera íntimamente conectada con nuestro legado cultural y por eso me aventuré a llevar a cabo ese experimento. Pero también porque me permitía potenciar un componente alegórico que me interesaba que tuviera la historia a fi n de que no fuese asumida por el espectador como una simple comedia, pese a tener evidentes dosis de humor negro”.
Feliz por participar en una película “que supone mi reencuentro con Feng Xiaogang doce años después de rodar con él Cell Phone, un período que en sí mismo es un clico kármico”, Fan Bingbing no supo precisar si la protagonista de I am not Madame Bovary tiene más de rebelde o de mujer tradicional: “En cualquier caso es un personaje con un desarrollo maravilloso y eso es lo que me enamoró de él y del proyecto”.
JAIME IGLESIAS