"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
La actriz Ángela Molina recibió el Premio Nacional de Cinematografía en la 64 edición del Festival de la mano del ministro de Cultura, Iñigo Méndez de Vigo, y juntos formaron un inesperado dúo musical para entonar los primeros versos de la canción ‘Más cine por favor’ que dedicaron a Luis Eduardo Aute, con el deseo de que se restablezca de su enfermedad.
Como viene siendo habitual, el Museo San Telmo fue el escenario escogido por los responsables del Ministerio de Cultura para la ceremonia de entrega del Premio Nacional de Cinematografía, fallado el pasado mes de julio y que reconoce la trayectoria de la actriz.
Entre los méritos que el Jurado destacó en la actriz madrileña, Concha de Plata a la mejor actriz por la Mitad del cielo en el Zinemaldia de 1986, están “su trayectoria profesional que viene desde sus primeras películas con apenas 20 años, dejando palpable la estirpe de artistas de donde proviene, trabajando fuera y dentro de nuestras fronteras”, así como “su amor y generosidad con cada uno de los actores y directores con quienes ha trabajado. Una actriz espontánea, auténtica, arriesgada y original”.
Ángela Molina forma parte de un largo linaje de artistas. Es la tercera hija del cantante y actor Antonio Molina, y cuatro de sus siete hermanos también se dedican a la interpretación y a la música. También su hija, Olivia Molina, es igualmente actriz. Ellos fueron el objeto de su dedicatoria: “Para ellos, por enseñarme a no distinguir entre la vida y el amor”, comenzaba la actriz su discurso de agradecimiento.
“¿Se oye?” -preguntaba la actriz al percatarse de que sus palabras retumbaban en el techo del recinto-. “Tampoco yo he aprendido a separar la vida del cine. Recuerdo la niña que fui, la que hablaba a los espejos”. Y aseguró que: “He tenido una vida tan maravillosa, me ha dado tanta felicidad que la repetiría entera, toda, tal cual, con sus errores, intacta”.