"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Como si de una compañía teatral se tratase, el verano pasado El Celler de Can Roca cerró sus puertas durante cinco semanas para convertirse en un restaurante itinerante por cuatro países distintos: Estados Unidos, México, Perú y Colombia. “Este planteamiento ya nos pareció lo suficientemente atractivo como para ir allí y grabarlo, sin saber que después se convertiría en una película”, explican Luis González y Andrea Gómez, directores de Cooking Up a Tribute, el documental que se estrena hoy en Culinary Zinema.
Así, la idea final de la película fue madurándose en paralelo al itinerario del viaje. Pese a que realizaron una primera visita de prospección a los países de destino y elaboraron un pequeño guion, ambos realizadores reconocen que gran parte del proyecto progresaba según los cocineros avanzaban en su camino. “El resultado es muy natural porque lo que ellos hacen en el documental lo hubieran hecho igualmente, estuviéramos o no grabándoles”, dice Andrea Gómez.
“Por eso, si no fuera por la personalidad y forma de ser de los hermanos, el largometraje hubiera sido un fracaso estrepitoso”, afirma González. Durante el viaje, los realizadores no tenían las escenas predefinidas, “grabábamos desde la distancia y dejábamos que las cosas ocurrieran de una manera incontrolada. Con otro tipo de Personas la película no hubiera funcionado, hubiera sido más postiza”, concluye el director. Sin embargo, Cooking Up a Tribute no se centra únicamente en la figura de los tres chefs. Los dos realizadores enseguida se percataron de la importancia que tiene todo el equipo de El Celler de Can Roca en el éxito o fracaso de la aventura. Eso les llevó a hacer un producto mucho más coral. “Pienso que el resultado final ha sido muy equilibrado, los Roca tienen su cuota de protagonismo en el metraje pero también hay espacio para su equipo de cocina”, asegura González.
De entre los países que visitaron, Perú y Colombia fueron los más enriquecedores desde un punto de vista gastronómico y cinematográfico. Estados Unidos, en cambio, el más complicado, tanto para ellos como para los cocineros. “Es un país muy inflexible y lleno de normas incomprensibles. Fue curioso ver cómo se desenvolvían los tres cocineros ante una situación tan adversa”.
Luis González acaba de grabar la segunda parte de Cooking Up Tribute con el nuevo viaje itinerante del restaurante. Y ninguno de los dos descarta realizar proyectos gastronómicos en el futuro. “Es un buen momento para los productos audiovisuales relacionados con la cocina. Tienen un gran tirón entre el público y es relativamente fácil conseguir distribución”. De hecho, nunca antes habían estado en un festival y con este trabajo ya han pasado por un buen número de ellos: Berlín, Seattle, Melbourne… “Es increíble ver el interés que despierta esta temática en lugares del mundo tan dispares”.
I.B.