"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Marc Recha, director de L’arbre de les cireres (El árbol de las cerezas, 1998) y Pau i el seu germà (Pau y su hermano, 2001), compite por primera vez en la Sección Oficial con una película que se aparta de toda norma, tanto de las convenciones industriales como de las formas de producción alternativas. Un dia perfecte per volar (Un día perfecto para volar) se rodó en menos de una semana, con un equipo reducido, un paisaje inalterable y solo dos actores, uno profesional, Sergi López, y un debutante, Roc Recha, hijo de Marc, a los que se añade en una secuencia el propio director. Sin subvenciones, sin ningún tipo de alteración o imposición. Cine libre en toda la amplitud del término, que se toma su justo tiempo, poco para los patrones actuales, para contar una historia que es una imaginación, un cuento fantasioso, un sueño, una evocación. La relación, preciosa, contenida, expresada con enorme naturalidad, se nutre de las cualidades intrínsecas del paisaje filmado y el sonido de un viento que, como la cometa que maneja el niño al principio, persistentemente enredada entre la vegetación, adquiere un protagonismo especial.
No estamos solos, presentada fuera de concurso, es lo que podríamos denominar un documental de agitación. Su realizador, Pere Joan Ventura – ormado en el cine marginal y clandestino de los años setenta y en la televisión, y premiado con el Goya al mejor documental por El efecto Iguazú (2003)–, reflexiona sobre lo que está pasando en los últimos tiempos en la España indignada, corrupta y recortada a partir de un aluvión de imágenes tomadas in situ en las calles, manifestaciones, concentraciones, centros culturales o teatros alternativos. Un filme sin duda necesario en el que han participado como productores Pere Portabella y Gran Wyoming.
El cine canadiense, más allá de David Cronenberg y Denys Arcand, de Atom Egoyan y Xavier Dolan, lleva tiempo trabajando una identidad propia tanto en las zonas de influencia francófona como en las anglófilas. Les Démons va a degüello desde las primeras secuencias, en las que su joven protagonista descubre poco a poco el malestar de nuestro tiempo: enfrentamiento con la profesora, moving, descubrimiento de que el padre es infiel a la madre, disputas monumentales entre los padres llevadas al extremo de un melodrama casi minnelliano, otra humillación de la profesora, todo ello combinado con una ola de secuestros en la ciudad de Montreal. La sensación de inquietud se apodera de las imágenes desde el primer momento y resulta difícil que la abandone en el periplo de este niño cuyo despertar al mundo es cualquier cosa menos agradable.
Q.C.