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El director de Bashing (2005), Masahiro Kobayashi, la presenta como una ficción basada en hechos reales. Toda película inspirada en hechos que han ocurrido realmente, de United 93 a Lo imposible, por poner dos ejemplos más o menos recientes, se permite siempre considerables licencias argumentales. Ningúnfilme es totalmente fiel a la realidad en la que se basa. La idea de Bashing es tomar un caso real para recrear cosas relacionadas con él mismo.
Aquí son las repercusiones de un secuestro. El hecho real, constable, es el caso de la fotoperiodista japonesa Nahoko Takato, secuestrada por terroristas islámicos en Irak en abril de 2004. Pero a Kobayashi no le interesa tanto el personaje en sí mismo como lo que su caso representa para la sociedad japonesa. Y así surge una ficción personal ligada, evidentemente, a esa realidad.
La protagonista del filme no se llama Nahoko, sino Yuko. La joven partió hacia Irak en misión humanitaria y fue tomada como rehén. La acción arranca tiempo después deque haya sido liberada. Ha pasado medio año y su inadaptación no tiene nada que ver con los recuerdos y sentimientos que aún pueda albergar de aquella terrible experiencia. Es la sociedad, casi en masa, la que reniega de ella. Yuko ha sido juzgada y condenada simbólicamente, primero por dejar su país para ir a Oriente Medio; después, por haber sobrevivido y regresado.
Kobayashi filma el hostigamiento de manera muy firme y directa. El estilo inicial de la película es conciso, detallista, para que nos adentremos bien en el mundo actual de la muchacha. El director se toma su tiempo en todo: hacer las camas de las habitaciones del hotel en el que trabaja Yuko, comprar en el supermercado distintas clases de sopa, comer, el trabajo en lafactoría del padre…
La manera de filmar muy cerca de los personajes, con mucha movilidad, casi al estilo de los hermanos Dardenne, varía cuando la represiva sociedad enseña sus fauces. Yuko es despedida del hotel porque dicen que su presencia genera mal ambiente. Recibe una docena de llamadas telefónicas anónimas cada día, insultándola, amenazándola y riéndose de ella. También se reciben llamadas en la fábrica donde trabaja su padre, por lo que es igualmente despedido. Su novio la abandona. Un grupo de jóvenes la agreden al salir del supermercado.
Pese a algún atisbo de esperanza final, Bashing es un filme descorazonador. Una ficción brutal sobre un hecho real no menos traumático. Una paliza directa, como reza el título, a la intransigente sociedad japonesa.
QUIM CASAS