"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Merian C. Cooper culminó su pasión por los avances tecnológicos aplicados al cine con un invento que aún hoy sigue resultando fascinante, aunque fuera un sueño de efímero esplendor. Después de haber innovado en los efectos especiales y la animación de objetos con Willis O’Brien y de lograr el desarrollo del color con el sistema de tres bandas, Cooper sacó adelante junto a Lowell Thomas como productor el invento desarrollado por Fred Waller en busca del máximo realismo y grandiosidad en el cine: el Cinerama. Un sistema de filmación y proyección complejo, que utilizaba tres cámaras simultáneas para crear conjuntamente una imagen panorámica que se reproducía a través de otros tantos proyectores y ‘envolvía’ al espectador con una enorme pantalla curvada. Además, un sistema estereofónico con seis canales de sonido proporcionaba una experiencia sensorial nunca vista antes en el cine. El sistema estaba llamado a revolucionar el cine y diseminarse por el mundo: uno tiene entre sus primeros recuerdos de infancia la llegada al donostiarra barrio de Amara de una carpa en la que se mostraban las virtudes del Cinerama, en 1967.
Y para esas demostraciones, Cooper y Thomas produjeron Esto es Cinerama (1952), un documental que, más que una película, pretendía ser una experiencia. Y empezaba en lo más alto: la cámara colocada en el interior del vagón de una montaña rusa y metiendo a los espectadores de lleno en el vértigo. Cooper quería aprovechar esa inmersión para dar a conocer los paisajes más asombrosos de su país, con la mirada de pájaro que le proporcionaba su afición a la aviación y su experiencia de piloto.
Esto es Cinerama también es un recorrido por el mundo, desde las cataratas del Niágara a los canales de Venecia, los niños cantores de Viena y hasta una escena folclórica en Zaragoza. Hoy permanece la majestuosidad y movimiento de muchas de esas escenas. Ya no existen los cines que se crearon para el Cinerama, ni sobrevivió el revival que a finales de los noventa se llevó a cabo en un cine de Ohio, reconstruyendo todo el sistema con sus elementos originales. Apenas se hicieron con el sistema original algunos documentales más, y un par de películas de ficción, la más célebre, La conquista del Oeste (1962), dirigida por John Ford, Henry Hathaway y George Marshall. Pero el Cinerama, con su curvatura recreada ahora con el llamado Smilebox, y las ‘cicatrices’ que producían en la imagen la unión de los tres fotogramas ya arregladas por la digitalización, sigue destilando el encanto de los grandes inventos del cine y la ilusión de los espectadores con voluntad de asombro.
Ricardo Aldarondo