"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
La tercera película proyectada ayer en la Sección Oficial es un relato iniciático sobre un adolescente en un entorno hostil, un pueblo del Norte de Islandia donde el alcohol y la violencia sobre las mujeres son habituales.
Este es el segundo largometraje de Rúnar Rúnarsson (Reikiavik, 1978) tras Volcano, y, como aquel, está basado “en experiencias y vivencias propias y de los que me rodean”, según explicó ayer en la rueda de prensa. “Quería contar lo que sucede en nuestros corazones, con la esperanza de que vuestros corazones se vean reflejados”.
La película la protagoniza un chaval de 16 años, de nombre Ari, de padres separados, quien, tras haber estado viviendo con su madre en Reikiavik, es enviado de vuelta a la remota región de los fiordos occidentales para vivir con su padre, con quien mantiene una difícil relación.
Aunque transcurre durante el solsticio de verano, el filme presenta un ambiente desesperanzador, con unos adultos alcoholizados y unos jóvenes bastante perdidos. “Creo que reflejo una realidad” –aseguró el director–, aunque he intentado meter algo de poesía en todo ello, hacer realismo poético. En esta zona del país viven así. Durante todo el invierno, la falta de luz en sus vidas les lleva a beber. Y en verano, cuando no se hace nunca de noche, están tan llenos de energía que no saben qué hacer, así que también beben. Las estadísticas de las personas que acuden alguna vez a Alcohólicos Anónimos son terribles”.
La ausencia del corazón
Además de otras muestras de machismo, en la historia se produce una terrible violación. La actriz Rakel Björk aseguró que estas situaciones son habitualesen esa región, situada a sólo
200 kilómetros de Groenlandia. “Ahora se habla ya claramente de esto y, sí, hay bastantes violaciones y en muchos casos por parte de gente muy cercana a la víctima”.
Añadió Rúnarsson que ha querido mostrar “la escala gris de la vida, la ausencia de corazón. La vida es así, siempre hay sombras a la vuelta de la esquina, aunque haya mucha luz alrededor”.
K.A.