"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
No parece razonable hablar de esta película dando demasiada información de su trama, aunque peor sería pretender revelar su argumento. Vamos a intentarlo. Parade (2009) se define en
la sencilla línea de bajo que le asoma en la banda sonora y la recorre como una expectación, sosteniéndola. Su planteamiento es ominoso y gira en torno a un apartamento de estudiantes donde nadie es tal cosa. Una chica enchochada, otra confusa, un ejecutivo ejecutor y un haragán que cuando no ramonea se está tirando a la novia de su mejor amigo. También hay un adolescente chapero pero ese nadie parece saber de dónde ha salido.
Pese a su exuberancia, Parade es una película muy de estar por casa. No es exactamente una sitcom turbia ni un thriller con psicópata. Ni siquiera es exactamente un drama estrambótico pero tampoco es exactamente todo lo contrario. Y sin embargo es una película muy precisa y graduada en su discurso. Adaptación de una novela de Shuichi Yoshida, Parade es un desfile psicológico dirigido por Isao Yukisada (quien en 2001 se situó en el panorama internacional con otro título que también pasaría por el Zinemaldia, la desmitificadora Go) y lo que viene a contarnos sirviéndose de la teoría del multiverso y las circunferencias secantes es que cada uno de nosotros somos varios en la cabeza de cada uno de los demás, que aquí todos estamos fatal de lo nuestro y que esto no va a haber quien lo detenga.
Rubén Lardín