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Seis años han pasado desde que Alejandro Amenábar estrenase su anterior largometraje, Ágora. De este modo se entiende la expectación que ha suscitado Regression, la nueva película de uno de nuestros directores más internacionales, que ayer se encargó de inaugurar esta 63 edición del Zinemaldia: “La verdad es que yo trabajo sin prisas pero sin pausa, pero eso sí, tengo que estar muy seguro de la historia que quiero contar. En esta ocasión lo que tuve claro desde el principio es que me apetecía hacer una película de terror, entre los diversos temas en los que estuve trabajando estaba el del satanismo que me parecía un punto de partida interesante. Leí varios libros sobre este asunto pero según iba escribiendo el guion notaba que no era capaz de conferirle un enfoque novedoso al tema, así que lo dejé aparcado. Pero hubo un día en que me topé con una serie de acontecimientos sobre rituales satánicos que tuvieron lugar en EE.UU durante los años 80 y que me permitían adentrarme en los vericuetos de la mente humana. En ese momento tuve claro la película que quería hacer”.
El cineasta que definió Regression como “una historia sobre el miedo, el mal y el diablo”, comentó que, desde el principio, estuvo convencido de que la narración demandaba un enfoque realista: “De hecho si uno se fija, el filme empieza como una película de terror al uso, continúa como un relato de suspense y acaba como un drama. Me gusta esa mezcla y, sobre todo, me gusta la idea de haber logrado una película sobria, seca, que va a la contra del cine de terror que se hace hoy en día y que pretende beber de otro tipo de fuentes”. Entre los referentes que le han inspirado el tono de su nuevo trabajo Amenábar no dudó en citar a “autores claves del thriller norteamericano de los años 70 como Alan J. Pakula o Sidney Lumet aunque, inevitablemente, Hitchcock siempre está y estará también ahí”. Esa apuesta por el clasicismo expresivo desaconsejó a Amenábar añadir efectos digitales de posproducción: “En un principio los incorporamos pero el resultado no nos convenció y optamos por prescindir de ellos”.
Ethan y Emma
Asimismo el director quiso poner en valor el trabajo de Etahn Hawke y Emma Watson, protagonistas de Regression. A él lo definió como “un cómplice” y le atribuyó haberle abierto los ojos respecto del tono que debía tener la película: “Me dijo que acababa de terminar de rodar dos películas de terror y que, de entrada, no le apetecía hacer una tercera pero que al leer el guion de Regression sintió que esta era una historia diferente en tanto que se servía de las claves del género para desactivar el terror”. Además Amenábar desveló que fue el actor el que le convenció para presentar su película en el Zinemaldia: “Mientras rodábamos me comentó: ‘Alejandro ¿por qué no presentamos la película en San Sebastián?, es una ciudad de la que me han hablado muy bien y presentar el filme allí sería una oportunidad de conocer el lugar’. Desafortunadamente al final su deseo se hizo realidad solo a medias ya que el estar rodando le ha impedido estar hoy aquí con nosotros”. Por su parte a Emma Watson la definió como “una actriz inteligente, comprometida, guapísima y muy intuitiva. No es de extrañar que todo el mundo quiera rodar con ella”.
El cineasta expuso además que “para mí, hacer películas es un modo de evadirme, de entretenerme y de expresarme y aunque mis inquietudes como escritor y realizador siempre han estado orientadas hacia este tipo de narraciones, como espectador me interesan toda clase de películas”, de ahí que cuando un periodista le inquirió si aceptaría el desafío de cambiar de registro dirigiendo una comedia, Amenábar contestó “¿por qué no? Incluso una comedia musical si se tercia”.
j.i.