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Seis décadas después de su muerte, Evita sigue siendo la figura más influyente de la historia política argentina. De eso trata precisamente mi película, de su persistencia como mito”. Así de contundente se mostró el cineasta Pablo Agüero durante la presentación de su largometraje Eva no duerme. Para el director, “el valor iconográfico de Evita solo puede compararse al del Ché. En ambos casos se da la circunstancia de que su imagen ha sido instrumentalizada por personas que se encontraban en las antípodas ideológicas de ambos personajes. La repatriación del cadáver de Evita la llevó a cabo Isabel, segunda esposa de Perón, en connivencia con los militares que orquestaron el golpe de Estado del 6. Aquello fue una operación de propaganda en toda regla”.
A partir de ese momento histórico la evolución política argentina es más o menos conocida. Sin embargo, sirviéndose de las tribulaciones del cadáver de Evita (embalsamado, profanado, expatriado y, finalmente, devuelto a su país y sepultado), Agüero ha querido aproximarse al período inmediatamente anterior a los años de la Junta Militar, un período que va desde el derrocamiento de Juan Domingo Perón en 1955 hasta los primeros años 70: “Es una época de la que, en general, se habla poco y, sin embargo, fueron unos años en los que se restringieron las libertades, se bombardeó a civiles, hubo desaparecidos y Argentina se inició en el liberalismo en medio de un clima bélico”.
En plano secuencia
Con ser una película ambiciosa en su planteamiento y pese a contar con un reparto internacional (de Gael García Bernal a Imanol Arias pasando por el francés Denis Lavant), Eva no duerme es una producción modesta, lo que obligó a su director a ingeniárselas para condensar veinticinco años de historia argentina en tres momentos concretos: “Esa estructura elíptica que tiene la película tiene que ver con varias decisiones que empiezan en lo ético y terminan en lo estético. Dado el presupuesto que tenía y la obligación de rodar en veinte días, mandé construir todos los decorados en un mismo lugar”.
Sobre esta premisa obligada, Pablo Agüero decidió arriesgar en la puesta en escena: “Ya con los actores empecé a ver la posibilidad de rodar en plano secuencia, generando una tensión interpretativa que, a la postre, fue muy productiva”. Imanol Arias, que interpreta al médico español que embalsamó el cadáver de Evita, explicó que: “Pasar de la ingravidez de Cuéntame a la ‘gravedad’ de una película como ésta, se nota. Este año he rodado más cine y me he dado cuenta de que había perdido método frente al registro de eficacia que te demanda la televisión”.
J.I.