"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
El realizador austríaco Stephan Richter apuesta por una historia basada en un hecho real para filmar su primer largometraje, un curioso drama de acción con tintes de cine social.
Richter, autor también del guion, narra con buen pulso los acontecimientos que preceden a una tragedia vivida dentro de un supermercado durante una noche en que dos adolescentes deciden entrar ilegalmente para cometer una travesura.
Arranca con el trágico final para después narrar la historia a modo de flashback: un cuerpo yace tendido boca abajo en mitad de un ancho pasillo de un enorme supermercado. Pero ¿quién es, y qué es lo que ha pasado?
La acción se sitúa en un barrio del extrarradio de Viena. Julian, muy bien interpretado por el debutante Jack Hofer, es un chico inquieto en busca de emociones fuertes cuya rutina se complica a raíz de su incipiente amistad con Marko, un pequeño delincuente que acaba de salir de la cárcel.
A la vez que describe el modo de vida de los adolescentes que prácticamente viven en la calle y pasan las horas del día en torno al supermercado del barrio, Richter denuncia la situación a la deriva de los jóvenes de los suburbios y pone en tela de juicio la actitud –absolutamente descontrolada y abusiva– de las autoridades cuyo cometido es garantizar el orden y la seguridad en los suburbios de la gran ciudad.
El principal decorado es un enorme supermercado lleno de miles de productos meticulosamente ordenados y distribuidos por unos anchos pasillos magníficamente fotografiados por Enzo Brandner (We Come As Friends, Hubert Sauper, 2013). Éste consigue auténticos cuadros simétricos que simbolizan el orden y la meticulosidad – parentes– en contraste con la utilización de la cámara en mano para los momentos de caos y locura que se producen fuera del supermercado.
A.M.