"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
El joven realizador cubano Carlos M. Quintela se estrena en el Festival con su segundo largometraje, una original evocación del proyecto de la primera planta nuclear soviética en el Caribe. Las obras del reactor y de la zona residencial contigua comenzaron en 1982 en Juraguá (Cuba), en la provincia de Cienfuegos, y se interrumpieron en 1992, cuando el proyecto fue desestimado tras la caída del muro de Berlín y la disolución de la URSS. “Es una muestra de lo inacabado, uno de los muchos grandes proyectos que han quedado sin terminar en Cuba, y es el más visible y el que más me interesaba”, aseguró ayer en la presentación de su película dentro de la competición de Horizontes Latinos. “Hemos querido rescatarlo y revindicar esa memoria con la que debemos lidiar siempre, sin obviar lo bueno pero tampoco lo malo”.
En La obra del siglo, Quintela narra la historia de tres hombres que viven rodeados de las ruinas de la central inacabada: un ingeniero formado en la Unión Soviética, su padre y su hijo, residentes en la que se llamó Ciudad Nuclear y que cada uno busca su salida en un espacio que no les da muchas opciones.
Para estructurar el guion, el realizador optó por poner en paralelo la narración actual en blanco y negro –“para acentuar la realidad gris y decadente”–, y las imágenes de informativos de la época en documentos fílmicos reales a todo color. Según relató la productora de la película, la británica Kate Hartnoll, el hallazgo de ese material de archivo fue en realidad un accidente. “Estando trabajando en la ciudad, alguien nos dijo que allí tenían treinta horas de grabación de un canal llamado Tele Nuclear, creado para emitir los avances del proyecto, al que llamaban así, La Obra del Siglo”. Son entrevistas a trabajadores e ingenieros, imágenes de la ciudad y de las obras que acompañan al relato y lo humanizan, añadiendo aportaciones olvidadas como la de las mujeres cubanas. “Es una historia muy masculina, y la del país también, siempre con decisiones de hombres muy machos que nos han llevado a ciertos destinos; las mujeres siempre han estado detrás y son las que finalmente salvan el proyecto, encontrando un uso para esas tierras que afortunadamente no se volvieron radioactivas”.
P.Y.