"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
En los créditos finales de El apóstata (tercer largometraje del uruguayo Federico Veiroj tras Acné y La vida útil, que fueron premiadas en sucesivas ediciones de Cine en Construcción), resuena la voz jonda de Enrique Morente interpretando uno de los temas que más fama le dieron, “Estrella”, una canción en cuyos versos queda sintetizado el espíritu que guía esta película: “Estrella, llévame a un mundo con más verdades, con menos odios, con más clemencia y más piedades”.
“La historia que cuenta El apóstata es la de un personaje que quiere dejar atrás una serie de cosas en su vida”, comentó su director, mientras que para su protagonista e inspirador, Álvaro Ogalla “se trata de un relato sobre cómo nos relacionamos con el poder, sobre si tenemos necesidad de establecer jerarquías o no. Todo ello contado con mucha ironía y con una mirada poética. Es una película con un discurso crítico, sí, pero no hacia la Iglesia católica sino hacia cualquier estructura o institución que mantiene un funcionamiento rígido y unas leyes inquebrantables”. De este modo el deseo por apostatar del protagonista tiene que ver con la necesidad de romper con su pasado, de ser dueño de su propio destino en un entorno más libre, sin imposiciones ni ataduras, y también con el desafío que supone el ir superando
obstáculos vitales.
Entre Moretti y Buñuel
No obstante, semejante argumento, que bien podría haber dado lugar a un drama de connotaciones intimistas, se convierte por obra y gracia de Veiroj y Ogalla (cuya amistad e intercambio epistolar fue el punto de partida para el desarrollo de la historia) en una fábula mordaz donde se mezcla el retrato de la realidad vivida por el protagonista con sus propias fantasías y donde confluyen pasado y presente. Según su director, “he tenido muchas influencias a la hora de hacer esta película, el universo de Nanni Moretti, por ejemplo, que siempre me ha inspirado, pero también Buñuel o la obra de Galdós. Aunque quiero citar dos películas que tuve muy presentes mientras rodaba, una es La prima Angélica de Saura, con una estructura muy semejante a la que yo quería para este filme, la otra es La audiencia de Marco Ferreri”.
Por su parte, Álvaro Ogalla no tuvo reparos en debutar como actor encarnando un personaje que se nutre, en buena medida, de sus propias vivencias. Su inexperiencia interpretativa lejos de limitarle ante sus dos compañeras de reparto, fue un estímulo según confesaron ambas: “Su mirada tiene una naturalidad que no te la ofrece un actor”, dijo Marta Larralde.Mientras, Bárbara Lennie afirmó que fue “maravilloso comprobar la sensibilidad de Álvaro para contarse a sí mismo a través de esta historia”.
J.I.