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Cuando el realizador canadiense Denis Villeneuve se dio a conocer internacionalmente con Incendies (2010), nominación incluida al Oscar a Mejor Película Extranjera, ya demostró su interés por los conflictos internacionales. El escenario entonces era Oriente Medio y servía como telón de fondo para un intenso drama centrado en unos personajes en búsqueda de sus raíces. Ahora, ya desde la industria de Hollywood, la compleja realidad de las relaciones transfronterizas vuelve a servirle de inspiración.
Sicario habla de esa guerra contra las drogas y el narcotráfico emprendida por el Gobierno norteamericano que, lejos de obtener resultados positivos, asiste a una brutal intensificación de la violencia en el territorio fronterizo entre Estados Unidos y México. Este panorama desalentador origina una operación encubierta e ilegal por parte de oscuras fuerzas gubernamentales norteamericanas con el apoyo de un siniestro personaje de incierto pasado llamado Alejandro al que da vida un impactante Benicio del Toro. La agente del FBI Kate Mercer (Emily Blunt) es reclutada como parte de la operación, lo cual provocará en ella un progresivo cuestionamiento de todos los principios por los que creía trabajar.
Aunque el narcotráfico y la ultraviolencia alcanzada por los cárteles mexicanos aportan el sustento a la historia, Sicario no es tanto una crónica sobre el particular problema del tráfico de drogas como una reflexión sobre la tentación de solucionar los conflictos internacionales al margen de la ley. “Ocurre en México pero podría ocurrir en Oriente Medio también”, aclara el director. Para Villeneuve, la película nos enfrenta a la cuestión de cómo afrontar los problemas con un enemigo situado más allá de tus fronteras. “Hay quien ha decidido que ya no se puede luchar con agua contra el fuego, que hay que luchar con fuego contra el fuego”, apunta el actor Benicio del Toro. Sicario es una historia sobre quienes han tomado esta decisión, los efectos que provoca y los conflictos morales que suscita.
Como antes con Incendies, Prisoners (2013) o Enemy (2013), Villeneuve vuelve a demostrar su capacidad para mantener la tensión en pantalla. El filme es un impactante y tenso relato que no da respiro en sus dos horas de duración. De un poderoso componente visual, Sicario se muestra atento a la geografía y a la fisicidad del territorio fronterizo y la arquitectura de unas ciudades, carreteras y espacios en punto de ebullición, y mantiene un preciso equilibrio entre la acción más excelsa y la proximidad a la complejidad de los personajes: desde la vulnerabilidad que aporta Emily Blunt a un personaje de apariencia dura, a la ambigüedad, misterio y mezcla de magnetismo y repulsión que provoca el personaje de Benicio del Toro.
G.G.C.