"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
El Jurado del XIII Encuentro Internacional de Estudiantes de Cine, compuesto por alumnos de centros de catorce países (de Europa y Latinoamérica) ha tenido este año un miembro de excepción en la figura de Laurent Cantet. El cineasta francés definió la experiencia como “enriquecedora” al haberle permitido estar en contacto y debatir con directores muy jóvenes y “de gran talento que son el futuro de esta profesión. Además, el nivel de los cortos que hemos podido ver ha sido bastante bueno”.
El director de La clase resulta una voz autorizada para comentar la proyección que el Zinemaldia brinda a los realizadores emergentes toda vez que él mismo ganó el premio Nuev@s Director@s en 1999 con Recursos Humanos: “Fue una experiencia verdaderamente emocionante, todavía recuerdo las conversaciones que pude mantener con los espectadores en los coloquios que celebramos tras las proyecciones y sus muestras de apoyo. Fue el inicio de mi idilio con San Sebastián, un certamen al que me une un vínculo muy fuerte”. De aquella primera participación en el Festival, Cantet retiene que “Ganar Nuev@s Direct@res no sólo me proporcionó el dinero necesario para abordar mi segundo largometraje, sino que me dio confianza en mí mismo, sobre todo por las muestras de apoyo y fidelidad que recibí de los organizadores del Zinemaldia, algo que se ha perpetuado hasta hoy”.
En sucesivas ediciones, el cineasta francés ha vuelto a San Sebastián para competir por la Concha de Oro con Foxfire en 2012 o a participar en la sección Perlas, con El empleo del tiempo (2001), Hacia el sur (2005), La clase (2008) o, este mismo año, con Retorno a Ítaca, su último largometraje: “Realmente fue un retorno a Cuba, donde ya rodé uno de los capítulos que integraban el filme colectivo 7 días en la Habana. De hecho, este nuevo proyecto empecé a desarrollarlo mientras rodaba aquel episodio con la idea de que fuera también un cortometraje pero me pareció que el tema que trataba era lo suficientemente complejo como para hacer una película de mayor duración”.
El filme narra el regreso a Cuba de un exiliado, tras 15 años fuera de su país, y su reencuentro con los viejos amigos de su juventud. Todo ello, en el escenario reducido de un ático y con muy pocos actores: “He querido hacer una película íntima donde pudiera acercarme al rostro de los personajes hasta captar sus más íntimas reacciones. Por otro lado, quise alejarme lo más posible de esa imagen de postal que tienen las calles de La Habana y por eso rodé la película en el ático de esta casa que, en cierto sentido, viene a ser una especie de símbolo de toda la ciudad”. J.I