“El enfado es un elemento muy interesante cinematográficamente hablando. Implica tensión y catarsis. En esta película el enfado es muy terapéutico porque ofrece una liberación en quien vibra con ella sin tener que convertirse en un sociópata. Siempre nos han gustado los estallidos de cólera y no podíamos dejar pasar un guion tan insólito. Damián nos da una medicina muy valiosa y nos permite liberarnos de algunas frustraciones. Eso es lo que sentimos nosotros al leer el guion y lo que creemos que siente el público al ver la película”, comentaron Agustín y Pedro Almodóvar, al que le volvieron a cantar el cumpleaños feliz durante la rueda de prensa. “Y desde luego, teniendo en cuenta lo hartos que estamos en este país, no me importaría hacer un Relatos salvajes a la española, aunque a mí me sale otro género. Pero entiendo que en estos tiempos se haga tanto cine social. El cine, incluso el más abstracto, representa el momento en el que se vive. Las pelis reflejan a la perfección la historia de un país, y creo que obviamente el aumento del cine social se debe al estado de esta sociedad”.
El director argentino escribió algunos de los relatos con actores concretos en mente, pero también quiso contar con otros que ya conocía, a quienes en un principio ofreció dos papeles y decidieron conjuntamente en cuál se veían mejor: “Y es mucho mejor la película que veo que la que imaginé. El trabajo actoral es impresionante”.
“El desafío fue contar en 20 minutos tantas emociones y transiciones como podía sentir mi personaje, y el hecho de hacer verosímil el tremendo ascenso violento de los personajes”, comentó el actor Leonardo Sbaraglia. El personaje de Darín, Bombita, es quizás con el que más se pueda identificar el público porque cumple la fantasía generalizada de mucha gente que se ha sentido humillada o atropellada por un trámite burocrático. “Yo no conduzco, ni he sido novia en ninguna boda, pero me identifico perfectamente con todos los personajes”, comentó Pedro arrancando la carcajada entre los asistentes.
El director y guionista de Relatos salvajes, a través de su propia experiencia, se conecta con cada uno de los inicios de sus relatos: “He visto infinidad de veces zonas mal señalizadas de donde la grúa se le lleva el coche a uno, he estado en bodas donde ha habido gran tensión porque muchos sabían algo que la novia desconocía y calculo que todos podemos llenar un avión de personas que nos han dañado en la vida y darles un escarmiento”. Esas imágenes cotidianas están trasladadas al mundo libre de la imaginación y la ficción en estas seis historias. Estos personajes dan rienda suelta a cosas con las que todos fantaseamos pero que como tenemos capacidad de reprimirnos, no llegamos a desarrollar. Pero a través del cine y de esta película podemos perder los estribos y disfrutar del innegable placer de perder el control. N.A.