"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Las imágenes de esta inclasificable película de producción estonia, finlandesa y sueca remiten a muchos otros cineastas tan desbordantes e imprevisibles como lo es este relato sobre un desorientado ejecutivo que ya no sabe que representa el bien y el mal.
Su fotografía en blanco y negro (a veces sin apenas contrastes), la presencia del actor Denis Lavant y el hecho de que los paisajes estonios puedan resultar parecidos a la blanca geografía de Finlandia, país con el que esta república báltica limita por el norte, nospueden hacer pensar tanto en Leos Carax como en Aki Kaurismäki, incluso con el Roman Polanski de sus primeros cortos en Polonia. El humor gélido, el sentido de comedia abstracta y la ebriedad permanente de algunos personajes tienen relación con el mismo Kaurismäki. Lavant interpreta en dos breves secuencias al maestro de ceremonias de un cabaret, un personaje que podría ser otra de las encarnaciones del mutante protagonista de Holy Motors si no fuera porque también se viste y gesticula en un momento como el gran cómicoitaliano Totò. El cabaret en cuestión, decadente, sórdido y absurdo, recuerda también a los extraños clubs donde habían acontecido, o estaban a punto de suceder, algunas fantasías violentas de David Lynch y Nicolas Winding Refn. El actor que encarna al protagonista parece una máscara a lo Buster Keaton. Y para rematar, el director del filme, Veiko Ỡunpuu, habla de El Bosco como otra referencia, y la liturgia visual y musical de una secuencia nos hace viajar hasta el cine soviético de los sesenta.
¿Estamos ante un filme collage? ¿Un reguero de referencias cinéfilas sin entidad propia? ¿Un ejercicio de estéril cinefilia? En absoluto. The Temptation of St. Tony (2009) es una obra referencial que utiliza amplios retazos de la cultura del siglo XX para crear un lenguaje visual propio y contarnos una historia sobre el sinsentido de la existencia. Lo hace también con cierto afán provocador, con algunas contundentes secuencias de choque y otras construidas con un particular y no siempre empáticosentido del humor A la pregunta sobre el espacio cultural del que proviene, el director del filme contestaba: “Creo que ya formamos parte de una cultura global”. La globalidad cinematográfica, literaria, fotográfica o pictórica, la facilidad (y la habilidad) para hacer un cine repleto de evidentes influencias sin que en ningún momento resulte un producto cultural mimético o simplemente posmoderno.
QUIM CASAS