"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Aunque el potente comienzo de Dos Disparos parece prepararnos para un trágico drama, el último largometraje de Martin Rejtman tiene muchos momentos de humor. La atmósfera y la música de una discoteca envuelven a Mariano, un joven adolescente que llega a su casa de amanecida y encuentra un revólver en el trastero. Sorpresivamente, se dispara dos tiros, uno en la cabeza y otro en el estómago, pero sobrevive. Este es el punto de partida para, desde la casa familiar del joven, introducir cada personaje y su historia: la madre, el hermano, las amigas, el grupo de música, la profesora, la viajera, los amigos de la viajera, sus hijos… en una sucesión de eslabones y situaciones que completan la cadena cerrándose de nuevo en el mismo jardín de la casa donde vive el joven Mariano. Así, el que parecía el personaje central va dejando paso al resto a medida que avanza la narración.
El realizador Martin Rejtman presentó ayer su sexto largometraje en el Kursaal acompañado de parte del equipo de su película: los productores Ilse Hugha y Bruno Bettati y la actriz Manuela Martelli. En el coloquio que siguió a la película, Rejtman se explayó en la descripción de su trabajo con los personajes. “Yo abordo los personajes desde la psicología, pero primero escribo las situaciones y dentro de ellas cada uno va tomando forma hasta completarse con el casting y en el trabajo de los actores, que son los que realmente terminan de escribir cada personaje”, explicó. El director mencionó especialmente a Ezequiel, el hermano del protagonista, “el personaje menos afectado por la situación y también el más débil de la familia, y quería terminar con él para que así la película se disuelva”, aseguró.
En Dos disparos, los personajes de Rejtman actúansobriamente con una distancia emocional que el director cuida: “Es un tono desafectado, pero efectivo, que consigue además muy bien provocar la risa, porque el humor tiene que hacerse serio.” Ese humor gana terreno a medida que avanza la narración, con momentos tan divertidos como recurrentes, como la bala que suena en el cuerpo del joven o la comida rápida que comen todos los personajes. Pero en la película no solo se esconden las emociones: también se camuflan los problemas, se evitan los conflictos y se ocultan los elementos claves, como las pistolas y los teléfonos, que suenan sin cesar.
La filmografía del argentino Martin Rejtman se inició con el largometraje Rapado (1992), seguido de Silvia Prieto (1999) y Los guantes mágicos (2004), premiada por FIPRESCI como la mejor película argentina del año. Siguieron Copacabana (2007) y Entrenamiento elemental para actores (2009). Esta es su tercera visita al Festival.
P.Y.