"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
La primera película de ciencia ficción lituana es el relato de un experimento neurológico donde un hombre es conectado al cerebro de una mujer en coma. La inmersión del cobaya resultará en lo que suele acabar la colisión entre mujer y varón; la nuestra como espectadores va a ser un viaje alucinante sin movernos del sitio.
Aurora, cuya irrupción fue muy celebrada hace un par de años en el ámbito del cine fantástico europeo, nos lleva a lo remoto, donde cubre. Su riguroso empaque visual nos emplaza en un entorno familiar y desconocido como es nuestro propio cogollo y su estricta concreción tonal nos va a permear hasta el sistema límbico para ampliar nuestra memoria virtual.
Tras la experiencia, la directora Kristina Buožytė dejará entornadas algunas puertas por las que luego correrá la grata brisa del debate. No faltará quien considere su propuesta cursi o hasta estudiantil, pero es que el subconsciente no atiende a razones. Es cierto que podríamos cambiar los impulsos neuronales por epístolas lacradas y la película no sería tan distinta de un señor y una señora carteándose en una novela decimonónica, pero no dejará de ser atrevida y extravagante, capaz de tender cabos hacia el drama psicosexual y muy interesada en la exploración de traumas y frustraciones, barriendo al paso el miasma acumulado al otro lado, en ese más allá de cercanías que es el cerebro durmiente y que Aurora nos ayudará a despabilar. Rubén Lardín