"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
En su tercer largo, el rumano Cristian Mungiu lleva a un límite interesantísimo el patrón de su anterior 4 meses, 3 semanas, 2 días (2007), la película que le puso en el punto de mira al ganar la Palma de Oro en Cannes. Como en aquella crónica de la práctica de un aborto ilegal en Rumanía en los estertores de la dictadura de Ceaușescu, en Más allá de las colinas (2012) describe con realismo, precisión y lucidez un entorno y una situación, apostando por el verismo radical en su representación de los hechos, para deslizarse poco a poco en terrenos genéricos. Aquel sobrecogedor drama de corte realista, título clave del nuevo cine rumano (dispuesto a contar la historia de su país, crítico, tremendamente conciso y preocupado por lo cotidiano), se adentraba en el thriller, sin alejarse de la realidad relatada. En ese dominio se mostraba tenso, agónico y perturbador. Apretaba y asfixiaba como la historia de las protagonistas, en las que se leía la de tantísimas otras mujeres víctimas del momento sociopolítico recreado. En Más allá de las colinas, el quiebro, tan elegante y sutil como en 4 meses, 3 semanas, 2 días, es hacia el terror.
La premisa sobre la que se alza es la introducción de un elemento extraño y, por ello, amenazante, en un entorno cerrado, con códigos propios e inflexibles y, al menos en la teoría, incuestionable e intachable. Alina (Cristina Flutur), una mujer joven, llega a un aislado convento ortodoxo, situado más allá de las colinas, en busca de su amiga de la infancia Voichita (Cosmina Stratan), joven novicia que ha encontrado la paz en ese entorno. La llegada de la extranjera, incapaz de entender y aceptar la severidad y la rigidez de la comunidad, y la tensión, vinculada a un pasado común, entre las dos amigas, desestabiliza la rutina del convento. Mungiu dedica gran parte de la película a mostrar desde el más tenso reposo, con un estilo realista, el paulatino resquebrajamiento de la vida en el monasterio, y deja entrar por las grietas los peligros del fanatismo y la ignorancia. Dos variables que crecen en la comentada deriva del filme hacia el terror. Sin romper por completo con el tono de la película ni perder de vista su colchón temático, emocional y crítico, Más allá de las colinas se convierte en un sobrecogedor filme de exorcismos. Mungiu confirma su dominio de la atmósfera desasosegante, los códigos del suspense y la dinámica de las pesadillas de base y forma realista en una de las escenas de exorcismo más sorprendentes, más duras y mejor rodadas que se recuerdan. Desirée de fez