"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Lo más sorprendente de Morgen (2010), aplaudido debut en el largo de ficción del cineasta Marian Crisan, es la infinidad de cosas que esconde bajo su sencillez.Título clave del bautizado como nuevo cine rumano, es una de esas películas capaces de abordar sin aspavientos pero con suma agudeza, partiendo de lo íntimo y cotidiano, las alegrías y las penas más universales. Su historia, ambientada en Salonta,una pequeña ciudad de Rumanía, no tiene mucho misterio. Nelu (András Hatházi), hombretranquilo y amable que trabajade vigilante de seguridad en un supermercado, suele ir a pescar en su tiempo libre a un río de la frontera con Hungría. En una de esas escapadas ociosas, cruza sus pasos con los de Behran (Yilmaz Yalcin), un inmigrante turco ilegal que pretende llegar a Alemania parareencontrarse allí con su familia. Aun sabiendo que puede meterse en un lío, decide ofrecerle su ayuda y acogerle.
Ese gesto amable y solidario es el punto de partida de un filme que habla con lucidez, emoción y, muy importante, un sentido del humor espléndido, de todo tipo de fronteras, de las territoriales y políticas a las más íntimas y psicológicas, en Europa. Ese tema, desgranado con maestría en una película de trazo realista que se detiene en las rutinas para mostrar cómo a veces alivian y otras paralizan, es la espoleta de una comedia dramática muchísimo más ambiciosa de lo que, por su naturalidad, puede parecer. La relación entre esos dos desconocidos que solo pueden comunicarse on gestos, que saben una única palabra del mismo idioma (morgen, que quiere decir mañana en alemán) y que han decidido saltar distintas fronteras, permite a Crisan hablar de un mundo con algunas separaciones absurdas, de la inmigración y, por encima de todo, de la supervivencia, del sentido común y la solidaridad.
Para plantear todo eso y subrayar lo disparatado de algunas de las situaciones por las que pasa la extraña pareja protagonista en su esfuerzo por, simplemente, hacer lo que debe, el cineasta se apoya en un magnífico sentido del humor, absurdo y minimalista. Un humor que regala varias escenas para el recuerdo, entre ellas la que abre el filme, y es tan clave en esta crónica humanista como la naturalidad de los actores, la frescura de unos diálogos que fluyen con insólita espontaneidad y la magnífica dirección de Crisan. El cineasta es capaz de sacarle todos los matices a las situaciones más simples y el gesto más sencillo y hacer que las emociones, como la amistad entre Nelu y Behran, broten sin necesidad de forzar la maquinaria.
DESIRÉE DE FEZ