"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Veinte años largos lleva Fernando Bovaira acudiendo al Festival de San Sebastián. Primero en calidad de director de contenidos de Sogecable y después como productor de películas que concurrían al certamen, como el año pasado con Caníbal.
En esta edición la visita es distinta y usted llega a Donostia como presidente del Jurado de la Sección Oficial. ¿Cómo se ven los toros desde la barrera?
Como un honor y un trabajo de responsabilidad, el de coordinar y acompañar al resto de los miembros del Jurado para poder ofrecer un palmarés justo el próximo sábado. ¿Mi criterio? Es tan complejo hacer una buena película que su valoración tiene que ser la suma de muchas cosas: primero tiene que funcionar emocionalmente y luego intelectualmente, y solo cuando eso se logra aparece la magia del cine.
¿Qué parte del éxito de un filme está en la producción?
La verdad es que yo en realidad creo en las películas de director. Evidentemente, el cine es un trabajo de colaboración pero tiene que haber alguien con toda la visión y que la consiga transmitir a la gente que hace la película, y ese papel es el del director. Cuando el productor intenta hacer eso… ¡vamos mal! Lo que ha de hacer un productor es sobre todo trabajar en complicidad con el director y acompañarle. Nuestro trabajo tiene que ver sobre todo con acercar esa película a la realidad del mercado, pero sin olvidar que se parece mucho a la labor del editor, y hay que desafiar al director para que esté seguro de lo que quiere contar, y de cómo lo va a contar.
Para usted que conoce bien el panorama de la producción en el Estado y también fuera de España ¿dónde se trabaja mejor?
A mí donde me gusta trabajar es en España, pero no por comodidad, sino porque realmente creo que aquí tenemos unas localizaciones fantásticas y unos equipos técnicos excelentes a los que muchas veces cuando estamos fuera echamos de menos. Además esta es nuestra cultura y queremos que tenga una repercusión internacional. Ahora mismo, aquí es complicado lanzarte a una producción, por la gran incertidumbre sobre las ayudas y el papel del Estado en el cine. El tema de las desgravaciones fiscales está en un punto de transición y aún no hay un texto aprobado, así que se trabaja en medio de la inseguridad no solo financiera sino también jurídica y así es difícil abordar una empresa del calado de la producción de una película.
En este país hay que definir si queremos tener o no una cinematografía, como han hecho otros países. Por ejemplo, en Estados Unidos está claro, y hay unas ayudas y una intervención del Estado que apoya al negocio del cine, con desgravaciones fiscales, subvenciones directas, etc. En C anadá, donde he trabajado ahora, tienen realmente bien diseñado el sistema de ayudas a la producción para apoyar al productor desde las instituciones.
¿Y en el caso del cine vasco?
Pienso que aquí el mecanismo de protección del cine está muy bien pensado, y es un sistema abierto que fomenta los rodajes aquí y por eso también se ve la línea ascendente ¡Ojalá tuviéramos lo mismo a nivel nacional!