"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
No hay medias tintas en Klass (2007), ni paños calientes, ni mensajes humanistas. No esperen encontrarse con Hoy empieza todo, de Betrand Tavernier, o con La clase, de Laurent Cantet. Esta es una película sobre un grupo de chicos y chicas que comparten aula, pero casi nada más, excepto el odio irracional hacia uno de ellos, al que acosan, humillan y golpean. Sin embargo, yo tampoco diría que se trate de una película sobre el acoso escolar. Los adultos nunca se enteran de nada. Los padres desbarran y los profesores callan. Pues en verdad nadie sabe lo que pasa por la cabeza de un adolescente, ni siquiera él mismo. Por ello, Klass es más bien una película sobre un joven atormentado por su entorno hasta tal punto que se convierte en un monstruo. O una película sobre cómo se convierte a un muchacho normal y corriente en un perturbado.
El estonio Ilmar Raag (responsable luego de dos o tres películas igualmente estimables) lo filma todo o bien a la manera de un videoclip, o bien con los modos del cine americano, los dos modelos sobre los que sus protagonistas estructuran su imaginario. Y multiplica el punto de vista: no solo estaremos al lado de Joosep, el asediado, sino también de Kaspar, el compañero que decide tomarlo bajo su protección por razones no demasiado claras, solo porque se trata de “una cuestión de honor”. A partir de ahí, el clima se hace irrespirable. Y la película progresa como una apisonadora, implacable y despiadada. carlos losilla