"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Dorothy Arzner siempre dio el protagonismo a la mujer. Su cine es más de actrices que de actores. Pero también se puede recorrer algunas de sus películas a través de un actor, Fredric March, al que dirigió en cuatro de sus dieciséis películas. Pero el hombre que pronto estaría trabajando con Ernst Lubitsch (Una mujer para dos/A Design For Living, 1933), Rouben Mamoulian (Vivamos de nuevo/We Live Again, 1934) o William A. Wellman (Ha nacido una estrella/A Star Is Born, 1937), se forjó con Arzner. Y, con su aire de galán sensato, honesto y discreto, adoptó un papel de amante a la espera, de cierta posición social, pero no impositivo ni conquistador, elegido por la mujer como su amor ideal, pero al que ella tendrá que llegar no sin antes superar algunas dificultades que la vida le plantea.
En The Wild Party (La loca orgía, 1929) ese esquema subyace en forma de comedia, pero con unos curiosos insertos de drama. Las fiestas por las que pasan un grupo deuniversitarias están regadas de alcohol, se desarrollan en imponentes salones de decorados modernistas y en ellas se practica el alucinante baile dizzy (mareado). Clara Bow, que con su mirada desafiante y su pelo revuelto parece un equivalentede la Alaska de comienzos de la Movida a finales de los locos años 20, era toda una estrella del cine mudo tratando de entrar con buen pie en el cine sonoro. El filme relata las dificultades de la joven para antener una relación con su profesor (March), mientras es víctima de los ataques, manejos y engaños de otros hombres.
Sarah and Son (1930) es un melodrama en toda regla, con una mujer en busca del hijo que le fue arrebatado por su propio marido, un vago y caradura recalcitrante. Sarah, interpretada por la hoy muy olvidada actriz Ruth Chatterton, que fue nominada al Oscar dos veces en el mismo año, por este filme y por Madame X, es una cantante que logrará prosperar a lo largo de los años. Arzner utiliza su voz, y la famosa “Nana” de Brahms, como hilo conductor de los momentos relevantes de la historia: cuando encuentra a su marido moribundo en un hospital (hallazgo elegantemente reforzado con un largo travelling) y en el emotivo clímax final.
Honor Among Lovers (Honor entre amantes, 1931) más bien teatral en su puesta en escena, está protagonizada por Claudette Colbert (la que fue premio Donostia seis décadas después estaba despuntando), quien interpreta a una mujer más resolutivaaunque algo alocada al casarse con el hombre que no le conviene, y que le meterá en un lío financiero muy actual. Detalles como el secundario borrachuzo que acude a la empresa de la que es accionista a tomarse la última copa tras una noche de juerga, o la apesadumbrada Julia subiendo la escalera de su lujosa casa, en plano general, para enfrentarse al desastre provocado por su marido, son singularidades de un filme en el que Fredric March, una vez más, será la sensatez y el amor sereno. RICARDO ALDARONDO