"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Felisa Lou y Antonio Paralluelo son los dos ancianos protagonistas de No todo es vigilia. La dirección de la película lleva la firma de Hermes Paralluelo, y sí, existe un parentesco: Felisa y Antonio son los abuelos de Hermes. “Quería contar una historia con una pareja de ancianos y para documentarme empecé a filmar a mis abuelos. Enseguida me di cuenta de que lo que realmente deseaba era grabar con ellos”, explica el director.
“Para ello hemos llevado a cabo un trabajo muy similar al que se puede hacer con actores convencionales. Hemos trabajado un texto que, en este caso existía de forma oral, lo hemos ensayado durante un tiempo prolongado, hemos pulido lo necesario y finalmente hemos llegado a la toma final”, cuenta Paralluelo. De esta manera confiesa que sus abuelos han trabajado mucho y han descubierto lo agotador que puede ser hacer cine. “Por supuesto, también hemos disfrutado de estar juntos”, afirma.
Aunque el joven director reconoce que desde siempre ha estado muy unido a sus abuelos, “este trabajo me ha permitido redescubrirlos desde otra óptica. He podido acercarme a ellos de una manera estética”, asegura.
Así, uno de los puntos fuertes de No todo es vigilia es la belleza de sus imágenes. Todos los planos están cuidados y elegidos con mimo. No es de extrañar que según su realizador “son esas imágenes que hemos ido mostrando poco a poco las responsables de que lográramos la financiación suficiente para sacarla adelante.”
Sello personal
El filme ha sido estrenado mundialmente en San Sebastián y Paralluelo se congratula por ello: “Estoy contento porque es un marco muy bonito”, explica. A partir de ahora, le espera un extenso periplo por festivales de todo el mundo, algo que ya ocurrió con su primera película, Yatasto.
La grabó en Córdoba (Argentina) y tiene ciertas similitudes con este segundo trabajo: también está protagonizada por personas reales y camina en esa fina línea entre el documental y la ficción. “No me gusta la idea de atrapar una imagen de manera furtiva. Me parece que la persona retratada debe ser consciente de ello y tiene que entender su rol. Eso me hace sentir cómodo”, asegura este realizador que parece haber encontrado un sello propio. I.B.