"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Bajo la mirada penetrante de Fernando Fernán Gómez, retratado por Joan Tomás en la exposición que decora la Fnac, se desarrolló el coloquio sobre sus dos especialidades, “Cine y teatro”, organizado por la Fundación Autor de la SGAE, que reunió para debatir sobre la complicidad de las dos artes al actor y creador Ramón Barea, al crítico y escritor Marcos Ordóñez y a la dramaturga y directora del Instituto Etxepare Aizpea Goenaga.
El moderador, el guionista y presidente de la Fundación Autor, Antonio Onetti, estableció como premisa que “el teatro es la manifestación más antigua de la Humanidad para contar historias de un modo vivencial”, y el cine, por su parte, “es la manera más sofisticada”.
Onetti recordó que, en su infancia y adolescencia, la escena “parecía antigua y burguesa, era teatro de sofá” mientras que el cine era “mucho más rompedor”. Ordóñez, en cambio, asistió en los 50 y 60 “a la fuerza brutal del teatro independiente y no comparte que “el cine diera la espalda al teatro”. De hecho, recordó, “la escena fue una gran cantera de actores, sobre todo de comedia, y los cineastas iban al teatro a cazar intérpretes”.
Para Aizpea Goenaga, el “enfrentamiento” entre cine y teatro se ha “dulcificado” con la aparición de la era digital, que ha provocado un “desconcierto” que ambos “comparten” ya que ninguno sabe cómo será “el encaje”. Sin embargo, para Ordóñez, el teatro, que ha ido “siempre contra viento y marea”, haciendo buena la expresión de Broadway, que lo tilda de “magnífico enfermo”, posee ahora sus ventajas: “Es difícil de descargar”.
El sosiego frente al videoclip
Barea reúne casi todas las profesiones citadas en el coloquio: creador teatral y cinematográfico, actor y director, aunque su trayectoria es peculiar porque se incorporó tardíamente al cine, en los 90. “Fui joven promesa a los 40 y muchos años”, bromeó. El profesional vasco contrapuso “el sosiego del teatro” frente al “ritmo de videoclip” del cine (de algunas narrativas cinematográficas) y de la vida en general. En contra, arguyó Onetti, “la capacidad de enajenación del cine es superior a la del teatro”, su talento para la sugestión y para envolver al espectador, aunque la opinión no suscitó la unanimidad de sus compañeros.
Para disolver cualquier ánimo de confrontación, citaron el texto de Juan Mayorga que, sin necesidad de ser modificado, funciona como lenguaje cinematográfico (y muy bien, además; ganó no solo la Concha de Oro el año pasado sino la más alta estima de público y crítica). Y se subrayó como conclusión el interés de ambos por preservar el disfrute colectivo de la cultura, algo que el teatro todavía mantiene pero que el cine podría perder por la multiplicación de canales de exhibición, que tienden a “individualizar” la visión de las películas, advirtieron. Por ahora, lo desmiente la asistencia al Festival y el propio Fernán Gómez: “Seis, ocho millones de espectadores. Estas son cifras con las que nunca pudo soñar ningún director teatral o novelista, y menos aún Esquilo, Sófocles o Eurípides”.
R.P.