La actriz Adriana Ugarte conoce el cine y disfruta con él, pero no oculta su predilección por el que se hace en Latinoamérica. “Yo creo que algo que tiene el cine latinoamericano –como su literatura, que a mí me encanta– es que añade una mirada intensa hacia casi todas las cosas. Tal y como yo lo respiro, en el mundo de Latinoamérica todo es increíblemente intenso: los olores son intensos, los sabores son intensos, las palabras son intensas, la vida también es doble, y su cine también es así”. Adriana Ugarte integra con Bruno Bettati y Paul Julian Smith el Jurado de esta edición de Horizontes Latinos. “Las once propuestas que vamos a valorar este año son muy variadas, pero en todas, en las de animación y las de cine en carne y hueso, aparte de haber siempre un elemento mágico y muy poético, es muy reflexivo y no pasa por encima de nada, y mantiene muy presente la mirada hacia el interior”.
La trayectoria profesional de Ugarte comenzó en el cine en 2001 con Mala espina, que dirigió Belén Macías; Cabeza de perro (2006) le valió la nominación al Goya como Actriz Revelación. Su trabajo en el cine –El juego del ahorcado, El patio de mi cárcel, Castillos de cartón, Lo mejor de Eva y Combustión– y en el teatro –“La casa de Bernarda Alba” con Amelia Ochandiano y “El gran teatro del mundo” con Carlos Saura– ha continuado durante estos años, pero el reconocimiento más amplio del público le ha llegado de la mano de la televisión. Adriana Ugarte es la marquesa de Castro en la popular serie de TV1 “La Señora”, y desde octubre será la señora Quiroga de “El tiempo entre costuras”, la serie basada en la novela de Maria Dueñas y que Antena 3 estrenará en octubre.
“Me gustan el teatro y el cine, pero lo que me encanta es la televisión, la tele de calidad, y en España podemos hacerla muy bien”, asegura la actriz. “De los tres medios, es el que tiene una capacidad de difusión más potente, y en la situación económica en que vivimos es una necesidad. Es algo grande eso de poder llegar con un trabajo de calidad a casa de las personas mayores que no pueden coger el ascensor, ni bajar a buscar un taxi para ir al cine, eso me parece muy positivo. Pero es que además la televisión permite seguir contando las historias de época con mucho detalle y fidelidad y con mucho cuidado, ahora que el cine resulta tan caro para rodar este tipo de producciones. No se puede considerar solo como un recurso, es uno de los grandes, el mejor de los medios”.
Juzgar con rigor y generosidad
Adriana Ugarte se muestra esperanzada con el resultado final del trabajo del jurado que componen una actriz –ella– un productor –Bettati– y un crítico especialista en cine –Smith–. “Es una gran responsabilidad, porque además yo tampoco tengo un bagaje como el de mis compañeros para tener un criterio tan rico y desarrollado, pero utilizaré todas mis herramientas para llegar a una buena solución”.
“Es muy difícil ver una película como jurado”, reconoce. “Hasta ahora, yo solo sabía que soy muy exigente conmigo misma, pero cuando tienes que evaluar, te das cuenta de que el mismo baremo que usas para ti, la profesionalidad que te exiges, la empleas también al ver lo de los otros”. En su cuaderno, la actriz incluye tres apartados: el guion, los actores y la interpretación, y la producción: “Me interesa si los actores están hablando con el corazón, si el guion está bien hilado, si los momentos de la historia están bien trazados, cómo están desarrolladas las secuencias, si con menos presupuestos se hubiera podido contar lo mismo, o si la historia podría haberse desarrollado de otro modo”. Aunque es en la interpretación donde más se fija, a Ugarte también le interesan otras cosas: “Por ejemplo, que la peli transmita algo, que dé una idea, y que se piense en el espectador a la hora de crear una película, no solo en una recreación de belleza o del imaginario personal, que queramos contarle algo a alguien. Nuestra labor es mirarlo todo con rigor, por supuesto, pero también con mucha generosidad, porque hacer una película es una cosa muy difícil que todos intentamos completar de la mejor manera. Nadie ha hecho una película para tomar el pelo a nadie”.
Lo que –asegura la actriz– no se va a permitir a sí misma, es atender las reacciones del público con el que comparte visionado en la sala: “Mejor no miro al público, no me puedo fijar en eso; para valorar todo y sacar todas esas informaciones me tengo que abstraer. Si no, sería imposible”.
PILI YOLDI