"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
El director de cine japonés Nagisa Oshima, responsable de famosos largometrajes como El imperio de los sentidos o Feliz Navidad, Mr. Lawrence, ha sido autor de un cine provocador y polémico. Sexo, violencia, política, criminalidad, excesos del militarismo… Trasladaba a la pantalla temas de impacto con imágenes potentes y explícitas. “Pero hay mucho más Oshima que El imperio de los sentidos, y la idea de la retrospectiva es dar a conocer a ese director que ejerció un cambio brutal en el panorama cinematográfico de los años 60, un cine radical tanto en forma como en temática”, explica Quim Casas, coordinador del libro sobre Nagisa Oshima que refuerza la retrospectiva que este año le dedica el Zinemaldia.
Nacido en 1932 y educado en Kyoto, tras sus estudios universitarios de Derecho marchó a Tokio para probar suerte en el cine. Tras pasar por los estudios Shochiku, creó su propia productora. Debutó en 1959 con el largometraje Ai to kibô no machi (Ciudad de amor y esperanza) y, desde comienzos de los sesenta hasta finales de los noventa, este cineasta singular y heterogéneo fue responsable de una cincuentena de producciones. “Vivir en Tokio durante la Segunda Guerra Mundial creó en Oshima un sentimiento de culpabilidad que se refleja en todo su trabajo. Esa culpabilidad también la interiorizó el pueblo de Japón. Lo que ocurría en la política de su país era lo que él quería mostrar, una política radical se trasladaba a sus películas también radicales y profundas. Su cine es rebeldía en todos los sentidos, y el mayor rebelde es el propio cineasta”, aporta Chris Fujiwara, colaborador del libro.
Oshima no se cortaba a la hora de criticar las convenciones sociales de su país. Varias de sus películas estaban basadas en casos reales: una pareja que lleva su amor al extremo de la autodestrucción, una familia de timadores que utiliza a su hijo para sacar dinero… Desafiaba a la censura. De hecho, El imperio de los sentidos se terminó de rodar fuera de Japón, donde no se exhibió completa. Como compensación, su cine ha sido celebrado en festivales internacionales como Cannes o San Sebastián, que le ha dedicado una retrospectiva. “No es fácil ver películas de Oshima en Japón, incluso ha sido complicado conseguir alguna de las copias que podemos ver en el Zinemaldia. Es un realizador más conocido en occidente que en Japón. Y es curioso, pero lo que se le permite en Japón a una película extranjera, no se le deja a una japonesa”, afirma convencido Daniel Aguilar, el historiador afincado en Japón desde hace 21 años que también colabora en el libro.
N.A.