"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Aunque se reconoce una persona “de temperamento tranquilo”, las horas previas a la entrega del Premio Donostia Carmen Maura (Madrid, 1945), primera actriz española en recibir el galardón, no pudo ocultar “cierto nerviosismo, sobre todo al venir hacia aquí y encontrarme con todo este follón de gente, flashes… ¡Hay que ver cómo ha crecido este Festival!”. La frase viene de alguien que acudió por primera vez al Zinemaldia hace casi cuatro décadas: “San Sebastián me sigue pareciendo un festival de lo más simpático pero, qué duda cabe, que cada año que pasa es un certamen más importante. ¡Que conste que yo os he hecho mucha publicidad ¿eh?! Sobre todo en Francia. Cuando alguien me pregunta sobre el Festival siempre le digo ‘no dudes en ir, la ciudad es preciosa y se come de maravilla…”, comentó la intérprete entre risas.
Actriz de largo recorrido, ella misma atribuye su éxito prolongado a que “sirvo lo mismo para un roto que para un descosido. Nunca he sido ni muy alta, ni muy baja ni muy guapa ni muy fea, eso me ha permitido asumir papeles muy diversos en películas muy dispares”. Tampoco tiene problema la actriz en asumir su edad: “Tengo 68 años y lo digo bien alto para que luego la gente me diga ‘¡oye pues qué bien te conservas!’ Ser joven a veces se ve como una virtud pero no es una virtud, sino una circunstancia”, comentó divertida la actriz. “Como siempre me he tomado esta profesión de una manera tan relajada eso me ha permitido ir quemando etapas sin traumas, he pasado de ser la chica mona protagonista a la madre de la chica y ahora la bruja”, dijo Carmen Maura evocando su participación en Las brujas de Zugarramurdi, el filme de Álex de la Iglesia que se proyectó, a modo de homenaje, anoche en el Kursaal tras la concesión del Premio Donostia.
«La suerte cuenta mucho»
Precisamente fue el cineasta bilbaíno el que le comunicó la concesión del galardón: “Me llamó excitadísimo un día y me dijo ‘Carmen, no digas nada porque todavía no es oficial, pero te van a dar el Premio Donostia’ y yo le contesté ‘pero Álex ¿qué estás diciendo? si ese premio se lo dan a las actrices extranjeras”.
“Cuando me conceden un galardón como éste siempre me pregunto ‘¿qué he hecho yo para merecer esto?’, sobre todo pensando en la cantidad de actrices con talento que hay en este país y que rara vez gozan de este tipo de reconocimientos, porque, no nos engañemos, en esta profesión la suerte cuenta mucho”.
A la hora de enumerar sus trabajos más destacados, Carmen Maura se decantó por sus papeles en ¡Ay, Carmela! (1990) de Carlos Saura, La comunidad (2000) de Álex de la Iglesia (interpretación que le valió la Concha de Plata a la Mejor Actriz) y La ley del deseo (1986) (“un personaje que me permitió descubrir el hombre que había en mí”) como sus favoritos. “A veces ocurre que una película es muy importante para tu carrera pero no para ti, como me pasó con Mujeres al borde de un ataque de nervios” dijo la actriz evocando uno de los papeles más destacados de su carrera pero también uno de los rodajes más conflictivos en los que ha participado.
J.I.