"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Si vas a embarcarte en una gran aventura, más te vale tener un buen compañero de viaje. Porque la auténtica aventura es cosa de dos. Y en esa aventura se embarcaron ayer los niños y adultos que acudieron a las proyecciones de Zipi y Zape en el Zinemaldia.
Con Zipi y Zape, su director Oskar Santos, ha cambiado radicalmente de estilo. Su anterior película fue el thriller El mal ajeno: “Yo antes que director me siento espectador y me gusta todo tipo de cine. Me he dejado llevar por lo que veía en mi infancia, me apasionaban los tebeos, pero me resultaba complicado trasladar la estética de Escobar al cine. Propuse llevar los personajes a una película del tipo que yo veía cuando era pequeño, como los Goonies, Regreso al futuro o ET, cine del que se nota su influencia. Desde el principio teníamos claro además que queríamos imagen real y no dibujos animados, y creo que hemos acertado. Tendríais que ver cómo reciben los niños tanto la película como a sus protagonistas!”.
En el último trabajo del bilbaíno, los mellizos más conocidos del mundo de los tebeos de los 40, son enviados a un centro escolar y pronto descubren que, más que un colegio, es una cárcel para niños donde jugar está prohibido. Allí fundan el Club de la Canica, la resistencia infantil que desafía la autoridad de los adultos. “El colegio donde se desarrolla la historia es como una cárcel con su alcaide terrorífico, su mano derecha e incluso un dóberman. Es un género carcelario puro y duro. Cadena perpetua es otro referente de esta película. También se nota la influencia del franquismo. Yo leí Zipi y Zape a finales de los 70, así que crecí con el final del franquismo, algo que se intuye también en la película”.
Javier Gutiérrez el popular Satur de la serie Águila Roja, sorprende con su papel del malvado director del centro, en el que los traviesos Zipi y Zape son castigados a pasar todo el verano. Es un personaje inspirado en el inolvidable Falconetti de la serie Hombre rico, hombre pobre. «Una especie de director, más que de colegio, de una prisión de máxima seguridad. Es el quebradero de cabeza constante de los niños», asegura Javier.
Y por fin hemos conocido a Raúl Rivas y Daniel Cerezo, los niños escogidos entre más de cinco mil chavales, para interpretar a Zipi y Zape. “Ellos nunca habían hecho nada en cine, pero desde que les vimos en la primera prueba, yo lo tuve claro. Los cinco niños funcionaban de maravilla y cada uno traía su propia frescura a la hora de interpretar. Era lo que yo quería, que cada uno le diera algo de sí mismo al personaje. También el ambiente de rodaje ha ayudado muchísimo, si ellos juegan y se divierten, eso se transmite a través de la pantalla. Y yo me voy con el recuerdo del último día de rodaje que fue verdaderamente increíble”, recuerda Santos.
“Además -asegura Raúl- los niños protagonistas formamos un club similar al que aparece en la película, pero en la vida real. Ha sido muy bonito.”
Respecto a su paso por Toronto, consideran que Zipi y Zape es universal y que se entiende y se disfruta con ella en todo el mundo. “Quizás exista algún precedente, pero creo que no hay una película de género familiar que haya estado presente en dos de los cinco festivales más importantes del mundo, Toronto y Donostia”.
Como cierre, el equipo al completo se muestra de acuerdo con Oskar Santos cuando afirma: “Zipi y Zape representa lo que cualquier niño es o ha sido en cualquier época y lugar del mundo, niños rebeldes que quieren jugar y pasarlo bien. Es un tema universal, hay pequeños Zipi y Zape por todo el mundo”.
N.A.