"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Un día, sin saber por qué, algunas personas comienzan a escuchar un sonido fantasmal en su cabeza. Es un pitido constante, agudo, que sólo ellos escuchan. Entonces todo se vuelve frágil, ya no controlas tus sentidos, ¿qué oigo y qué escucho? Es la premisa argumental de Oírse, el debut cinematográfico de David Arratibel: “Se llaman acúfenos, y son un sonido inexistente que percibe una persona. Podría estar relacionado con la forma de la mandíbula y la presión que ésta ejerce hacia el oído, pero en realidad es algo que ni los expertos han podido explicar con precisión. Si preguntas a la gente que lo sufre, muchos de ellos coinciden en que comenzaron a sufrir esos pitidos internos en un momento de quiebra vital en sus vidas”.
Los protagonistas de la película, todos ellos afectados con acúfenos, son Albaro Arizaleta, batería y cantante de El columpio asesino, Gotzone Redondo, Elena González, y el propio narrador e hilo conductor del corto, David Arratibel: “A mí siempre me ha interesado el cine documental-ensayo, y en especial cuando existe una vinculación personal del autor en la historia. Mi mayor dilema iba a ser cómo articular una narración en primera persona y esta dualidad se repite en la película con el silencio y la escucha. Porque este trabajo trata también de cómo nos relacionamos con el silencio. El ser humano hoy día está tan acostumbrado a los ruidos que no analiza lo suficiente el silencio”.
Parte de esta película ha sido grabada en una cámara anecoica, unos espacios donde el silencio es absoluto y no hay eco. Se utiliza para ensayos acústicos, para medir el sonido real de aparatos y otras cosas. La sensación dentro de la cámara es sobrecogedora, se recomienda no pasar más de veinte minutos dentro y siempre vigilados por cámaras de seguridad porque se pueden dar ataques de pánico. “En esta cámara se oye cómo suena tu propio cuerpo. Incluso se ha utilizado para hacer torturas sensoriales, hay una en Guantánamo”.
El objetivo de David al hacer este documental no ha sido sensibilizar al espectador. Tampoco ha buscado analizar de forma científica el tema ni proponer una solución. La intención ha sido disfrutar haciendo cine. “Yo quería hacer algo que la gente disfrutara a nivel cinematográfico. Luego, la sorpresa ha sido que las personas que tienen acúfenos se han sentido muy identificadas con la película y les parece una herramienta buenísima para explicar lo que les pasa. Los sonidos que oímos están reproducidos en la película, y por ello todo el mundo puede de alguna manera sentirse identificado con nosotros”.
N.A.