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Todavía no me creo que por fin vaya a estrenar la película”, asegura un emocionado Aaron Fernández. Han pasado más de seis años desde que este director mexicano realizara su primer largometraje, Partes usadas, y hoy estrenará el segundo que lleva por título Las horas muertas. “La idea de este proyecto la tenía antes incluso de rodar Partes usadas pero por circunstancias de la vida y problemas de financiación no he podido llevarla a cabo hasta ahora”, explica.
Las horas muertas transcurre un joven de diecisiete años llamado Sebastián al que su tío le ha pedido que cuide las habitaciones. Así, este oficio veraniego del protagonista sirve como excusa para explorar el paso de la adolescencia a la edad adulta. Curiosamente, según el director, su primera película también habla de esa transición, aunque cree que es algo que ha surgido de una forma casual. “Parece que es un modelo narrativo que me gusta pero solo llevo dos películas, tal vez la tercera ya no sea así.” bromea.
Para el realizador, la elección de los actores tiene una importancia capital en las películas y por eso vio un montón de “chavos” hasta llegar a Kristyan Ferrer, el actor protagonistaen un pequeño motel de la Costa Esmeralda en Veracruz, México, y narra las ‘horas muertas’ que tiene que pasar protagonista. “En mi opinión, una buena dirección de actores comienza con un buen casting”, dice. “En este caso, más que unas dotes interpretativas concretas buscábamos un físico muy específico”. Y aunque Krystian no es de Veracruz, según Fernández, “su aspecto es muy costeño”.
El rodaje
La filmación de esta película se llevó a cabo en cuatro semanas y para Fernández fue un trabajo muy grato. “Éramos una pequeña familia y todo fue saliendo tal y como esperábamos”. Lo único que les falló fue la climatología. Estaba previsto que haría buen tiempo pero el sol no salió en todo el rodaje. “Tuvimos que adaptarnos y después de cinco días ya preferíamos seguir con esas nubes que generaban una atmósfera tan melancólica”.
Ese tiempo poco agradable no impidió que los miembros de la película pudieran disfrutar de un lugar tan espectacular como Costa Esmeralda. “Es una costa muy bonita que, afortunadamente, no es tan turística”. Esa belleza salvaje de la que habla puede verse en la película.
I.B.