"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Para cualquiera que, como yo, tuviera la suerte de cruzarse con Shane Mc- Conkey por las montañas del mundo a finales de los 90, y compartir momentos en un telesilla o en alguna fiesta, fue más que evidente que era una persona con un aura y una energía fuera de serie, diferentes a la mayoría de los mortales.
Antes de aprender a andar, Shane ya esquiaba sobre la espalda de su madre. Desde su infancia dio muestras de un talento extraordinario para el esquí, que tal vez tuviera mucho de genético, puesto que su padre había sido uno de los pioneros del esquí extremo. Durante toda su juventud, Shane persiguió su sueño de vivir de su pasión por el esquí. Para alcanzarlo, tuvo que luchar contra normas establecidas y atravesar momentos muy duros hasta hacerse respetar en todo el mundo como el esquiador carismático, revolucionario y temerario que era; un personaje con un gran sentido del humor y una energía vital extraordinaria, todo un showman.
Shane siempre quería más y, en su ansia por ir más allá, comenzó a practicar el salto BASE, un deporte que se convirtió en su principal actividad. Entre tanto conoció a Sherry, la mujer de su vida, la madre de su hija, y su vínculo con la vida “real”. Ella le quería tal y como era, nunca pensó en exigirle que dejara los deportes que le permitían vivir y sobre todo sentirse vivo.
Casi como un pájaro
Del base jump pasó al wingsuit, probablemente el invento que más se ha aproximado al eterno sueño humano de volar como un pájaro. Pero Shane le dio una vuelta de tuerca más y pronto estaba descendiendo con esquís por pendientes que terminaban en abismo, para luego deshacerse de los esquís en el aire y abrir el paracaídas. Para ello, recuperó unas fijaciones que se sueltan tirando, a diferencia de las fijaciones modernas, que se sueltan mediante presión.
Un día de marzo de 2009 Shane saltó en las Dolomitas italianas pero uno de sus esquís no llegó a soltarse y no pudo abrir su paracaídas. Falleció al instante al impactar contra el suelo. Su pérdida conmocionó a toda la comunidad del esquí y de los deportes de riesgo. A pesar del inmenso dolor que supuso su desaparición, sus seres más allegados entendieron que Shane era un ser extraordinario y que nadie excepto él mismo hubiera podido dictar los pasos a seguir en su camino.
Un emocionante y emotivo documental que, a través de imágenes insólitas y espectaculares, recorre la historia del freeski, del salto BASE y el ski base jump, narrando la vida de este canadiense único que contribuyó como ninguno a la evolución de estos deportes.
ELENA GONZALEZ DE MURILLO