"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Está considerada como una de las personas más poderosas del actual panorama de la producción hispanoamericana y es uruguaya. Se llama Mariela Besuievski y ha estado sobre el escenario del Kodak Theatre para recoger un Oscar. Fue en 2010, por El secreto de sus ojos, en el año en que otra película suya, Balada triste de trompeta, logró el premio al mejor director y al mejor guion de la Mostra de Venecia. Estos días está en Donostia para valorar las 13 películas que van tras la Concha de Oro. “Estoy encantada con mi papel como jurado, mis compañeros son gente con mucho nivel y muy humanos. Se discuten muy a fondo las películas y para mí éste es un ejercicio genial para mi trabajo, es una gozada ver las diferentes formas de narrar. De todas formas, yo soy una espectadora super ingenua, no miro los trabajos desde el lado profesional, intento simplemente disfrutarlos”.
Se formó en Cuba como asistente de dirección, donde se dio cuenta de que le gustaba “y me salía mejor” lo de la producción. Allí, crea junto a otros compañeros las Producciones del Tomate, que desemboca en la realización de El dirigible, largo que le lleva a Cannes, a la semana de la crítica. “Aquello fue heroico, miro atrás y no sé cómo lo hicimos”. Entonces su vida se cruza con la de Herrero, que le propone trabajar con él en España, y sin cerrar inicialmente su productora en Uruguay, se viene a Europa. Hasta hoy. “Fue un proceso muy divertido, yo iba para arquitecta, pero a mí me gustaban la danza y el teatro. Estudié para actriz, trabajé en televisión y me fui a estudiar cine a La Habana. Entonces los actores no ejercían de productores, pero a mí se me daba bien y ayudaba a amigos. Yo empecé a ejercer de productora en las salidas con los amigos para organizar viajes, cenas…”, comenta una risueña Mariela.
¿Su manera de entender la producción? “La concibo como una sociedad con el director. Al fin y al cabo, tenemos intereses comunes como en las coproducciones, hay que buscar el punto en común. Aunque yo he repetido mucho coproductor, somos ya viejos matrimonios bien avenidos”.
Respecto al proceso en la producción opina que es variable. Puede comenzar con una idea, un artículo en prensa, un libro, “una historia de unas amigas que le cuentas a un director y se enamora de la historia…Y prever el éxito de una película es casi imposible. Creo que lo importante es preguntarse por qué y para qué se hace una película, así se puede encontrar el camino, ya sea de éxito increíble en taquilla, o para hacer algo fundacional o mover conciencia. Porque a veces el éxito no es sólo la taquilla, sino que se cumpla el objetivo para el que se hace una película. Trabajar con Coppola en Tetro, hacer Triage con Colin Farrell, inclusive Balada tiste de trompeta de Álex de la Iglesia, más allá de los resultados en taquilla, además de experiencias de mayor tamaño, han sido verdaderamente enriquecedoras”.
Mariela Besuievsky cree que una buena productora tiene que tener capacidad de previsión, ver los problemas antes que nadie, creer en el proyecto más que nadie, “vender humo, que es lo que hacemos básicamente los productores. Tener ecuanimidad y sentido común, es lo que les digo a mis alumnos, no se puede ser buen productor sin sentido común”.
A pesar de la crisis y el panorama que está viviendo la cinematografía actual, la productora uruguaya afincada en España tiene proyectos en Uruguay, Argentina, Inglaterra… “Hay muchos dando vueltas. Hay que creérselo porque si no mal vamos. Nosotros comenzamos hoy con proyectos que verán la luz dentro de dos o tres años y yo tengo que creer que en ese espacio las cosas van a estar mejor, de lo contario, no puedo generar. Y si hoy no genero, dentro de dos años estoy muerta”.
NORA ASKAGORTA