"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
El cine islandés, un arte y una industria al servicio de poco más de 300.000 personas (la mitad de la población de Gipuzkoa), produce entre cinco y siete largometrajes al año. Uno de ellos es Hross í oss / Of Horses and Men , un largometraje sobre la impronta que deja el hombre en el caballo y viceversa, que participa en la sección Nuev@s director@s. Su responsable, Benedikt Erlingsson, es una destacada figura del teatro en su país, ha actuado como actor (con Lars Von Trier, “un gran tipo”, asegura, en El jefe de todo esto, que participó en la Sección Oficial en 2006), y ha dirigido dos cortometrajes. “En la capital, Reikiavik, viven 200.000 personas, hay dos teatros profesionales, un edificio para la ópera, una compañía nacional de danza, la orquesta sinfónica… Son grandes infraestructuras para una pequeña población y la consecuencia es que todo el mundo hace de todo, muchos roles a la vez, lo que es bueno y es malo”, confiesa Erlingsson. De hecho, el productor de Hross í oss es Fridrik Thor Fridriksson, es “el mejor” de los cineastas islandeses.
Dicen que hay dos características que complican especialmente un rodaje, que en la película figuren niños o animales, aplicando la vieja máxima de Alfred Hitchcock: “Nunca trabajes con niños, ni con animales, ni con Charles Laughton”. Erlingsson ha desafiado esta regla en su debut. “Rodar con caballos no es lo más sencillo para hacer tu primera película”, reconoce sonriendo. “Pero en 2008 mi madre murió, ella también era directora, y decidí que no quería hacer nada más que fuera aburrido. Quizá lo más lógico sería rodar una película sobre pobreza, pero para introducirme en una historia tengo que sentir pasión”, explica. En cualquier caso, aclara, “ésta no es una película sobre caballos sino sobre personas; trato de decir algo sobre los humanos, aunque los caballos funcionan como un espejo y son también protagonistas… y antagonistas”. El productor se mostró muy satisfecho con esta elección: “Si los actores no son lo suficientemente buenos, nos los podemos comer”, sugirió. Por si esta última declaración suscita alguna duda, Erlingsson asegura que todo el equipo era “amante de los caballos” y no hubo “un solo animal herido” en el rodaje. “Trabajé en una granja de los 13 a los 16 años y parte de mi salario fue un caballo, tiene 30 años y ha estado conmigo toda mi vida”, promete.
El ‘no’ de Mel Gibson
El cineasta asegura que intentó reclutar a Mel Gibson para la película, pero cometió “el error” de contarle “la primera historia”, y el actor estadounidense lo rechazó escandalizado: “¡Esto es pornografía de caballos!” (para más datos, observar el cartel de la película). “Es un gran tipo, de todas formas”, señala Erlingsson, caballeroso, que se muestra “maravillado” por estar en San Sebastián. “Es una gran experiencia, mi primer largometraje, mi primera presentación ¡y mi primera entrevista! Ser seleccionado es un gran honor y ayuda mucho a la película”, precisa el director islandés. Le gustaría persistir en el mundo de los largometrajes pero, confiesa, está “en la cuerda floja como director de cine: si esta película tiene éxito, puede que haya más oportunidades, si no… Eres tan bueno como lo último que hayas hecho”.
R.P.