"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
En 1983, hace exactamente treinta años, David Bowie arrasaba con su gira Serious Moonlight, Takeshi Kitano se había consolidado como una institución del humor manzai formando parte del dúo The Two Beats y Ryuichi Sakamoto se despedía del grupo Yellow Magic Orchestra para seguir en solitario su carrera musical. Tres talentos de marcada personalidad que, con el acompañamiento del actor Tom Conti, formarían ese año el inusual cuarteto protagonista de Merry Christmas, Mr. Lawrence, la película que Nagisa Oshima realizaba tras cinco años de silencio después de El imperio de la pasión.
El filme hace pensar en una versión de El puente sobre el río Kwai escrita por Mishima. En primer término, Merry Christmas, Mr. Lawrence narra la atracción sexual que siente el capitán Yonoi (Sakamoto) por el recién llegado prisionero Celliers (Bowie), una turbación que arranca en el plano de acercamiento al japonés en la escena del juicio y concluye con su desmayo al ser besado públicamente por el británico en una secuencia memorable. Pero hay otros muchos temas, abordados con penetración por Oshima: el choque de culturas, el código de honor (con ecos del samurái clásico), la violencia extrema (harakiris, decapitaciones…) e incluso, en sordina, la amistad, pues otro de los ejes del relato es la relación entre el Lawrence titular (Conti) y el bruto sargento Hara (Kitano), una suerte de Victor McLaglen de ojos rasgados a quien Oshima dedica el conmovedor plano final; una relación que, como la obra entera, oscila entre la crueldad y la ternura.
JORDI BATLLE CAMINAL