"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
En una familia acomodada de Bucarest, acostumbrada a una ostentosa vida repleta de conciertos privados de música clásica, celebraciones lujosas y vida social rimbombante, un día estalla una bomba: el primogénito de Cornelia, una elegante y culta mujer, ha atropellado a un niño con su Audi deportivo en un paso de cebra de un barrio de los suburbios.
La tragedia pone inmediatamente de manifiesto el abismo social que separa a las dos familias. Los padres del pequeño son gente sin recursos que no pueden sino llorar la desgracia que ha llegado sin avisar, que quieren justicia, que claman castigo e impunidad conta los señoritos de Bucarest.
Cornelia, mientras tanto, intenta de inmediato proteger a Barbu, evitando cualquier referencia a un exceso de velocidad o a un posible consumo de alcohol. Los familiares del joven no tendrán ningún escrúpulo en intentar sobornar a los policías, ofrecer dinero a los progenitores del niño atropellado o tantear a los testigos para que cambien su declaración, utilizando para ello toda su influencia.
Pero el mismo intento de exculpar al joven provocará un verdadero terremoto emocional entre madre e hijo, que acabará por estallar entre los dos.
“No entiendes nada”, le dice Barbu a su madre: “hace diez, cinco años, no entendías nada, y ahora tampoco lo entiendes”. “Puedo aceptar todo, incluso el saber que no me quieres” se queja Cornelia, “pero no puedo aceptar que no me respetes”.
La película es el retrato de una relación madre-hijo trufada de reproches y, al mismo tiempo, es una mordaz crítica a la alta sociedad rumana, insensible y ciega ante la miseria que rodea sus palacios. Un retrato de la enorme trinchera social que separa a la mayoría de la población rumana, el país más pobre de Europa, de una minoría de privilegiados.
A.B.