Acompañado por buena parte de su numeroso reparto (con la flamante Premio Donostia Carmen Maura a la cabeza) y por Enrique Cerezo (“el mejor productor con el que he trabajado”) compareció Álex de la Iglesia en una rueda de prensa multitudinaria para presentar, fuera de com - petición, su último trabajo, Las brujas de Zugarramurdi, una película que parece predestinada al éxito de taquilla, algo que el cineasta bilbaíno defendió que se puede lograr utilizando recursos autóctonos: “Respeto mucho a aquellos colegas que optan por rodar en inglés con intérpretes foráneos. Cada quien es libre de hacer lo que considere conveniente. Yo, sin embargo, creo que una de las cosas más maravillosas que tenemos en España son nuestros intérpretes, ya que aparte de magníficos profesionales, generan en el espectador una sensación de proximidad impagable. Me gusta que mis personajes sufran en aquellos lugares donde yo he sufrido, que vivan por donde yo camino. Aunque ahora mismo suene alucinante mi deseo es seguir haciendo cine aquí y pienso que es posible: en este país nos crecemos en la adversidad”.
El cineasta que destacó el grado de complicidad logrado con sus intérpretes, cargó contra el mito de los rodajes distendidos: “No conozco a nadie que rodando una comedia se divierta. Cuando diriges estás pendiente, sobre todo, de la administración del tiempo, de hacer que lo imposible sea posible y que una secuencia como la del aquelarre en esta película se ruede en cinco días tal y como está previsto”.
Dotado de un verbo poderoso y de un loable sentido del humor, el director confesó que su nuevo largometraje “es fiel reflejo de la misantropía que padezco. Mi intención es que la gente se divierta reflexionando sobre lo tontos que podemos llegar a ser los hombres y lo malas que pueden ser algunas mujeres. Se han hecho muchas películas sobre un grupo de amigas hablando de los hombres, pero a mí me apetecía mostrarles a ellos cotilleando acerca de ellas, reflejando de paso la debilidad, el carácter manipulable y ese no entender nada que nos caracteriza a los hombres”.
Retratos de mujeres
Álex de la Iglesia piensa que su percepción de las mujeres queda bien reflejada en los títulos de crédito con los que se abre la película: “Al inicio aparecen imágenes de brujas, y éstas van dejando paso a monarcas y a otras damas ilustres de la Historia hasta concluir con retratos de mujeres que representan el poder, bien el poder de creación intelectual, como Frida Kahlo, o el poder económico, como la Merkel. Por resumir, diría que las mujeres siempre me han provocado una mezcla de admiración y de miedo. En el fondo, todo lo que me gusta me da miedo y las mujeres me gustan mucho”.
El cineasta destacó también la magia que desprende un lugar como Zugarramurdi “donde ya quisimos rodar El día de la Bestia. Se trata de una plaza esencial en el devenir cultural y antropológico de Europa. Basta decir que elementos tan destacados de la iconografía de las brujas, tales como el gorro o la escoba, están recogidos en las actas del proceso inquisitorial de Logroño. El gorro típico de bruja, concretamente, es un sombrero folclórico navarro”.
Mario y Hugo
Asimismo de la Iglesia evocó con pasión la predisposición de las mujeres de Zugarramurdi a la hora de trabajar como extras. “Movilizar, con la caída de la noche, a toda una población, llevarla a la misma cueva donde sus antepasadas organizaban aquelarres y ponerles a gritar al unísono, resultó una experiencia estremecedora. Basta ver su nivel de entrega: lo dieron todo”. Como tambiénlo dieron los actores profesionales, de entre los que el cineasta destacó a su pareja protagonista, Mario Casas y Hugo Silva: “Tienen que cargar con el sambenito de ser los guapos oficiales del cine español y, sin embargo, tíos tan guapos como ellos los hay a patadas, lo suyo es otra cosa, se llama carisma, magnetismo y capacidad de seducción”. Mario Casas, por su parte, declaró estar entusiasmado con la propuesta que le hizo llegar Álex de la Iglesia: “Me dijo ‘quiero darle la vuelta a vuestra imagen pública’ y yo soy feliz de que decidiera asumir ese riesgo conmigo”.
J.I.