"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
A Cesc Gay (Barcelona, 1967) se le ve encantado con su misión de jurado y con los colegas que le acompañan en esta experiencia,“totalmente distinta a cuando participas con una película”. En una presentación“vienes nervioso aunque noquieras, estás preocupado porque los festivales son, a veces, un poco crueles y es la primera vez que muestras tu trabajo”. En cambio, “como jurado es una fiesta, como si te invitan a una boda” (y no eres el novio, se entiende). Y más aún, “si hay buenos compañeros como este año, en los dos primeros días ha habido ya muy buen feeling entre todos”, asegura. A su juicio, en San Sebastián funciona la receta vasca de toda la vida: “Te sientan a la mesa tan rápido que después de tres comidas es como si te conocieras e siempre; es una estrategia
que facilita las cosas”.
Pese a la alegría con la que afronta el desafío, el director catalán conoce el valor que tiene su decisión, porque ha experimentado lo que significa el paso por un certamen cinematógrafico. En San Sebastián, su primera película, Hotel Room, fue seleccionada para Zabaltegi (1998), y En la ciudad compitió en la Sección Oficial en 2003. “El Festival ayudó a cambiar mi camino en el cine. Uno nunca sabe: si no hubiera estado con mi primera película en Zabaltegi, igual habría tenido otra repercusión, y cuando pude compartir la Sección Oficial con Icíar Bollain o Achero Mañas, en un año bueno para el cine español, me ayudó mucho. Le debo mucho”, reconoce.
La mirada limpia y relajada Ha quedado claro que es diferente asistir a un certamen como participante o como jurado, pero ¿se ve distinta una película desde la butaca del espectador y desde el tribunal de la Sección Oficial? “He hablado de esto con otros miembros del jurado, y yo voy a intentar ver las películas como un espectador normal, no creo que haya que verlas desde otro lado. Porque es, probablemente, la forma más limpia y relajada de ver algo”. Una de las señas de identidad del cine de Gay es su talento como retratista de personajes, sus fotografías sencillas y lúcidas. Pero asegura que ni ése ni otros rasgos que atesora influirán en su mirada ni las rastreará entre las candidatas a la Concha de Oro. “Veo todo tipo de cine: infantil con mis hijos, de género que no me parecen grandes películas, pero las disfruto. Puedo ver, por ejemplo, algunas de ciencia ficción muy malas, porque me atrapan. Puedo pasármelo bien con todo tipo de propuestas”, celebra. No obstante, distingue entre los filmes de los que “como espectador te puedes sentir más cercano y disfrutar más, y otros que igual o te tocan pero puedes valosenrar y ver que también son muy buenos. Se trata –concluye– de encontrar el equilibrio”. “A la hora de premiar es distinto”, confiesa. “Premias lo que es especial, algo que es un poco único, más que algo muy bueno, pero que está ya muy visto. Creo que los festivales deben tener una mirada con alguien que presenta una película que, por la forma en la que está contado o por la temática, posee algo que lo distingue, que le da una personalidad propia”, ofrece como única pista para confeccionar quinielas sobre el palmarés.
RUTH PÉREZ DE ANUCITA