"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Mur-Mur de murmullo o susurro, son las confidencias de seis presos comunes cara a la reinserción. Sus caminos hacia la libertad interior y exterior son el eje en el que se centra su director y guionista Juan Miguel Gutiérrez: “La idea surgió después de una experiencia de cinco años en el cine club que nosotros dirigimos en la cárcel de Martutene, donde
proyectábamos películas y luego realizábamos coloquios. Eran unos coloquios muy ricos e instructivos. A raíz de eso, he tenido contacto con muchos presos con problemáticas muy variadas que tratamos en la película y para este trabajo escogimos el perfil de seis presos comunes que han conseguido rehabilitarse”.
El documental se adentra en las vidas de estos seis hombres y mujeres de procedencias muy diversas y con diferentes tipos de delitos, pero que con circunstancias comunes han conseguido rehabilitarse: “Son historias de vida muy duras, pero están muy filtradas por el hecho de que son seis personajes que han conseguido salir adelante, hay historias y muchas de fracaso, pero no es el caso de nuestros protagonistas”.
Es la historia de estas seis personas, pero también la de todas las personas que les han echado un cable para poder salir de ese mundo delictivo, una ayuda que normalmente no viene del sistema penitenciario, sino de organizaciones externas, como nos cuenta una de sus guionistas, Kany Peñalba: “Unos y otros han sacado una experiencia muy positiva de lo que es el contacto con Martutene y esas redes de ayuda externas. Nosotros lo quequequeremos es que dejen de ser eso, un mur-mur, darles voz a estas personas con experiencias terribles y que tienen mucha dificultad para integrarse en la sociedad. Queremos denunciar esa dificultad, concienciar a la sociedad para que comprenda que por el hecho de haber pasado por la cárcel no se deja de ser persona. Nosotros ya hemos ganado seis amigos de esta experiencia”.
Con esta historia, que ya ha agotado las entradas para todos los pases del Zinemaldia, sus autores también han querido realizar otro tipo de denuncia. La vieja cárcel de Martutene tiene sus días contados y existe una nueva política carcelaria, una nueva mentalidad sobre cómo tratar a los presos en su rehabilitación. “Da la impresión de que las nuevas cárceles —Zaballa, Pamplona, Zubieta— son la panacea, casi como una especie de ONG donde todo el mundo se rehabilita... Pero cuando escarbas un poco por dentro ves que los sistemas sofisticados que emplean son menos humanos, más masificados, y la posible reinserción se complica mucho”, cuenta Juan Miguel Gutiérrez. “La película es también un testimonio y una denuncia de lo que pueden ser las nuevas políticas carcelarias”.
N.A.