"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Roberto y su hija adolescente abandonan Puerto Vallarta y cambian su residencia a México D.F. Quieren empezar una nueva vida tras la muerte de la madre en un trágico accidente, pero la escuela en la que comienza a estudiar Alejandra se convierte en un infierno que ella sufre en silencio. “Yo no quería hacer una película sobre el bullying”, asegura el director Michel Franco. “El punto de partida es el luto y la depresión de los dos personajes, y qué sucede tras la muerte de un ser querido, pero el asunto del acoso que sufre la protagonista en la escuela se fue convirtiendo en central y nos llevó con él”. También hay otros aspectos que Franco presenta en la película, como la falta de comunicación en las familias y en la sociedad o la violencia escondida y manifiesta convertida en asunto cotidiano.
Después de Lucía es el segundo largometraje del realizador mexicano, que ya trajo a Donostia su ópera prima Daniel y Ana y que en esta película firma también el guion y el montaje y participa en la producción.
En su presentación, Franco estuvo acompañado por uno de los jóvenes protagonistas, Gonzalo Vega, que se estrena en la interpretación. “Los adolescentes no son actores profesionales –aclara Franco–. Conocí a la protagonista Tessa Ia, que sí es actriz, y preferí escribir el guion para su grupo de amigos. No quería hacer una película de adolescentes como las series americanas, que me molestan mucho, y también detesto los casting, que me parecen una pérdida de tiempo y dinero, así que reescribí el guion para ellos y funcionó creo que muy bien”.
El padre está interpretado por Hernán Mendoza, actor profesional, igual que varios de los secundarios que aparecen en la película con pequeños papeles: Carmen Beato, Humberto Lucio o Carmen Treviño que, recuerda Franco, “no solo hicieron muy bien su trabajo, sino que también cobijaron al grupo y nos ayudaron a que los jóvenes perdieran el miedo al rodaje”.
La película no está basada en hechos reales, pero refleja una problemática que afecta ya a todas las clases sociales y que no es específica de México ni de España. “Lo que se presenta es una situación dura, pero en la vida real hay cosas muchísimo peores, que terminan muy mal –explica Gonzalo Vega–. En México la mitad de los suicidios de adolescentes tienen que ver con el bullying”.
P.Y.