"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Operación E no es un retrato etnológico ni una historia que solo interesa a los colombianos. Aunque no sepas dónde está Colombia ni qué son las FARC, vas a conocer en hora y media una cuestión tan universal como la injusticia de las guerras y a uno de los héroes anónimos que de verdad hacen la Historia”. Así define su última película el realizador Miguel Courtois, autor de este trabajo basado en la historia real de Clara Rojas, secuestrada por la guerrilla colombiana, y de Emmanuel, el hijo que tuvo durante su cautiverio.
Courtois y el guionista Antonio Onetti investigaron y profundizaron en el caso y decidieron contar la historia desde el punto de vista de las víctimas. “La película es fiel a la realidad en un 95 %, hay muy poca ficción y por eso es tan fuerte, pero no se puede torear con mentiras y en eso el cine también tiene que tener cierta dignidad”.
Luis Tosar encarna al protagonista, Crisanto, un modesto agricultor y cabeza de familia que sobrevive en la selva y se ve obligado a encargarse del niño bajo amenaza de muerte. Reconoce que el trabajo no fue fácil: “Es el personaje con el que más nervios he pasado. Mi primer día de rodaje era lo más parecido al primer día de guardería de un niño”, asegura.
Dedicada a todas las víctimas
“Crisanto –explica el actor y también productor– está representando a millones de personas que viven en una situación similar. Quizá la de él es extrema, pero solo en su país ya representa a cuatro millones de desplazados, los refugiados internos de Colombia , y eso es extrapolable a millones de personas que son refugiados políticos, religiosos o étnicos en todo el mundo”. Para Courtois fue muy significativo que en mayo pasado, cuando terminaban el montaje de la cinta, Crisanto fuera declarado inocente y puesto en libertad tras seis años de prisión acusado de secuestrar al niño. “Yo estaba convencido de que nuestra opción era la justa y los jueces nos dieron la razón”.
Tosar se muestra muy satisfecho con el resultado del trabajo. “Con ser terrible por lo que cuenta la película, al menos ofrece un rato de reflexión sobre un tipo que se enfrenta al sistema y es víctima de él, no solo del conflicto armado sino de un sistema armado en base a un conflicto. Al final, el conflicto es lo de menos, y lo que importa es todo lo que se mueve alrededor: guerrilla, paramilitares, ejército o el 10 % del PIB gastado en armamento. Como todos los conflictos del mundo, es jugoso e interesante para mucha gente porque todas las partes ganan mucho dinero con él”.
La película se rodó en escenarios naturales en la región de Meta, a unos 150 kilómetros de donde ocurrieron los hechos reales, y –según sus protagonistas–, superadas las lluvias y la burocracia,” lo demás fue una maravilla: hubo como una fusión de equipo muy especial y cuando la acabamos sentíamos que habíamos hecho algo importante para todos, porque allá a todo el mundo le toca el tema del conflicto de manera muy directa”.
Reconocen que financiar la producción no fue fácil pero, para Miguel Courtois, el resultado muestra que “el cine europeo tiene que ser generoso, y tiene que poder producir este tipo de películas, sin tantas dificultades y sin tanto coste”.
N.A.